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Cecilia Casado

A partir de los 50

Ahorrar no alarga la vida

        

 

En esta cultura nuestra nos han enseñado que es el ahorro práctica conveniente y prudente para propiciar un buen dormir. Así pues, mi madre, apañadita ella, me quiso convencer de dividir el sueldo (mi primer sueldo) en tres partes: una para colaborar en casa, otra para mis gastos y la tercera para ahorrar. Pero a mí se me antojó que el fruto de mis sudores prefería organizarlo yo como mejor me conviniese e hice de mi capa un sayo.

El caso es que , a lo largo de mi más de medio siglo de fichar todas las mañanas, he seguido tropezándome por doquier con ese concepto arraigado, casi visceral, de considerar el ahorro como una de las grandes virtudes a que puede aspirar el ser humano.

Los que no tenemos caudales inmensos, los que vivimos de nuestro sueldo en un nivel sin estridencias, ¿de qué nos sirve ahorrar? La respuesta sería: “para el día de mañana” o “por si pasa ‘algo’.
¿El día de mañana? ¿Por si pasa algo?

El día de mañana es hoy y ese ‘algo’ ya ha pasado. Estamos quietos-parados sin atrevernos a pestañear por miedo a que nos cobren por ello, asustados pensando en que toda una vida laboral va a quedar reducida a una pensión de jubilación inferior a cualquier subvención de esas que dan hoy en día. Miramos el saldo de la cartilla como si fuera la panacea de nuestros males…Mal, muy mal.

Ahorrar no alarga la vida, ahorrar dinero no es garantía de felicidad futura alguna, ahorrar no es más que el producto de una manipulación educacional bien orquestada para que los bancos sigan quedándose con el fruto de nuestro dinero. Y el fruto de ese dinero no deberían ser los miserables porcentajes de interés que pagan como si fuera la limosna a la salida de misa, no. El fruto de ese dinero debería ser…el viaje que siempre se soñó hacer, invitar a los hijos a algo bueno, bonito y caro, regalarse bienestar –aire libre, masajes, talasoterapia-, ir al teatro todas las semanas, no perderse ni un concierto, comprar esos libros caros que nos tientan…

Porque ese dinero ahorrado acabará sirviendo únicamente para ser los más ricos del cementerio… y eso sí que es la estupidez más grande que se puede cometer.

En fin.

LaAlquimista

Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


marzo 2010
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