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Cecilia Casado

A partir de los 50

¿Soy acaso una mujer pública?

En el siglo pasado teníamos a nuestros amigos apuntados en el corazón o en una libretita; algunos teléfonos nos los sabíamos de memoria y enviábamos postales al salir de vacaciones. Manteníamos las relaciones afectivas dentro de un orden y cuando estas se acababan pues le perdías la pista a la persona en cuestión y aquí paz y después gloria.

Pero ahora no te libras de los viejos conocimientos ni con agua caliente. Gente con la que dejaste de tener contacto en los tiempos de estudiante o en aquellas vacaciones en Benidorm, un ligue del viaje de fin de estudios o una conocida de cuando fuiste de au pair, el novio de los diecisiete o la profesora de labores del hogar. Resulta que un día se aburren o se acuerdan de ti porque sí y teclean tu nombre en Google y…oh miseria entre las miserias…ahí estás tú, al desnudo, con la espalda al descubierto, escribiendo tus cosas en un blog…

Y de repente aparecen después de haber estado diez o quince o incluso veinte años sin haber dado señales de vida; te recuerdan –en público y para solaz de desconocidos y allegados- que saben ‘cosas’ de ti (¿no te acuerdas?), y una no sabe qué decir por miedo a ser grosera y perder la tranquilidad de su vida cotidiana. Aunque de vez en cuando aparezca alguna pequeña joya olvidada que te da una alegría inmensa volver a encontrar.

El discurso es el siguiente: “oye, pues encantada de saludarte, pero en fin, esto es un blog de reflexiones y filosofía de vida para personas de más de 50, no mi diario íntimo al descubierto” y la respuesta: “pues por eso, si es un blog público yo tengo derecho a decir lo que me dé la gana…”.
¿? O sea, ¿me convierte eso en una mujer pública…? Porque yo escribo con nombre y apellidos y estas personas lo hacen desde el anonimato… ¿es eso justo?

Tengo que reflexionar al respecto. Menos mal que a la tarde da la sombra en el jardín.

En fin.

LaAlquimista

Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


junio 2010
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