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Blogs

Cecilia Casado

A partir de los 50

El blog de la esperanza

¡Cuánta gente sola hay! Rodeados de multitudes, envueltos en el bullicio que generan los demás, entre el ruido de conversaciones ajenas y el ir y venir de los otros se encuentran muchísimas personas que se sienten solas por dentro. Y lo elegante no es decirlo sino callárselo porque a nadie le gusta escuchar penas ajenas.

De vez en cuando tropiezo con alguna persona que tiene la valentía de asumir lo que es y la ubicación que le ha tocado en el sorteo este en el que todo el mundo quiere estar en primera fila; personas que “confiesan” su soledad interior aunque por fuera la disfracen de tantas maneras como la sociedad permite (que son muchas). Léase familia, entorno laboral o cuadrillas superficiales de “conocidos”.

Y esto de los blogs parece que es una válvula de escape, un paliativo de andar por casa, que ayuda a no pocos –masculino genérico- en la pelea para llenar ese hueco grande y frío que todos hemos sentido alguna vez en mitad del pecho. Pues nada más sencillo que verter en un espacio compartido los sentimientos intransferibles, nada más cómodo y barato que liberarse de íntimas angustias en una especie de terapia de grupo “amateur”. Y sin llegar al extremo de estar agazapado detrás de la pantalla del ordenador contando cuitas y esperando empatía cibernética, bien es verdad que en no pocas ocasiones se puede hallar solidaridad y alivio. (Desde luego, mejor que hablar con la presentadora del telediario, ya es)

Si existe el “teléfono de la esperanza”, bien podría existir también “el blog de la esperanza”, un sitio donde hallar un poco de consuelo a la soledad interior, a la necesidad de tener amigos –aunque sean virtuales-, donde compartir un poco de tiempo libre con otras personas en vez de sentir que el círculo está ya cerrado definitivamente.

Hay mucha gente sola, demasiada. Y esta sociedad no favorece la comunicación “real”. Si no tienes familia, si no tienes muchos amigos, si ya no trabajas, puede suceder que en todo el día no se crucen dos palabras con otro ser humano más que cuando se va a comprar el pan o que –esto está constatado- tan sólo se “hable” con el perro o el gato (¿sustituto de otro ser humano?).

A mí no me hace mucha gracia este tema, pero está ahí, lo veo cada día, así que si alguien lo necesita le invito a ponerse un nick delante de los ojos –como esos antifaces elegantes que se usan en el carnaval de Venecia- y sumarse al grupo sin miedo ni vergüenza. Que estamos todos en el mismo barco.

En fin.

LaAlquimista

Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


julio 2011
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