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Cecilia Casado

A partir de los 50

Salvada por la campana

 

Acabo de volver del Oncológico. Y con buenas noticias.

Desde hace cuatro años libro mi particular batalla con una queratosis actínica (el paso previo al cáncer de piel en muchos casos) por haber usado y abusado del sol durante toda mi vida. Sí, lo normal, teniendo la playa a tiro de piedra, hacía como todo el mundo: ponerme cual lagartija a ligar bronce, para estar guapa además de sentir cómo el sol me iba recargando las pilas todas las primaveras, los veranos y los otoños.

Lo normal, ya digo. Porque esto de tomar el sol es como el fumar, que el cáncer de piel y el de pulmón es para los demás. O conducir después de tomar una copa, bah, ya controlo y los accidentes los tienen los otros. O la hipertensión y dale al café o la diabetes y sigo con mis vinitos o… ad nauseam, vamos.

 

Y es que no tomamos conciencia ni siquiera viendo las barbas del vecino pelar. Fíjate que yo ando con lo mío, del ADN desintegrado por exceso de sol, y mis hijas siguen yendo a la playa con protección del 20, como si eso sirviera para algo, y mis amigas se someten a tratamientos de rayos UVA, para no ir blancas de vacaciones y… en fin, que esto es como predicar en el desierto.

 

 Mi doctora (cuánto te quiero, Elena) me ha dicho que, como no me pille un camión viviré hasta los cien años, por lo menos en lo que a la piel se refiere. Siempre y cuando SIGA SIN EXPONERME AL SOL EL RESTO DE MI VIDA. Ya ves qué fácil, que  conditio sine qua non tan sencilla de cumplir. Bueno, pues servidora “salvada por la campana”, es decir, que mi cuerpo me avisó como avisa la campana de que se ha acabado el recreo o –lo cual es cierto- el round pugilístico y el contrario no nos va a machacar de momento.

 ¿Por qué no hacemos caso de los avisos que nuestro cuerpo nos envía? ¿De dónde nos viene esa inconsciencia de creernos inmunes, inmortales, a salvo de la enfermedad que –deducimos erróneamente- sólo se va a cebar en los otros y va a pasar de largo por nuestro lado?

Llega el verano y ya está la gente en la playa, panza arriba. Y como todos los años por estas fechas vuelvo a hacer hincapié en los peligros de la exposición al sol y la insuficiente protección. ¿Estar morenos? Eso es fácil, con las cremas tan estupendas que hay hoy en día… ¿o pensáis que llevo cara de zombie en pleno verano? Una protección factor 50+ con “color añadido” y ya está. Más feliz que una lombriz.

 Si cuento esto es porque estoy contenta de, una revisión más, haberme librado de otro tratamiento, de otra biopsia, de otra angustia. Pero que nadie me felicite por ello, por favor. Más bien que reflexione un poco y mire en su pequeño mundo si no está cometiendo algún error de peso con su cuerpo y su salud que pagará en el futuro. Servidora, una vez más, lo va a celebrar por todo lo alto, que más vale gastar en satisfacción que en medicación.

 ¡Por un feliz verano! ¡Por una conciencia plena de lo que somos y de nuestras limitaciones!

 En fin.

 LaAlquimista

 Por si alguien desea contactar:

laalquimista99@hotmail.com

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Temas

Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


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