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Cecilia Casado

A partir de los 50

Amigos sin derecho a roce

No, no me he equivocado de preposición al escribir el título de este post, porque de lo que quiero hablar hoy es precisamente de esa nueva modalidad de “amistad” que parece que está teniendo muchísimo éxito entre personas…mayores. Y no es esta otra que la de juntarse hombres y mujeres con afinidades similares: naturaleza, viajes, cultura, baile, cine o gastronomía y dedicarse a disfrutar de la vida “en pareja aparente” para no tener que ir solos a los sitios a los que no apetece ni poco ni mucho ir solo.

Y así he ido viendo y encontrando por aquí y por allá a algunos hombres que buscan compañía, amistad,  pero con los límites bien definidos para que no haya lugar a malos entendidos: de sexo, nada de nada.

Antes de poner el grito en el cielo me dediqué a observar a otras parejas veteranas y, si eran sinceras en sus manifestaciones, indicaban que a partir de varios lustros de convivencia, el interés por la sexualidad parece que queda reducido a mínimos indescriptibles. Como mis experiencias en pareja no han alcanzado jamás tal extensión no puedo hablar con conocimiento empírico del tema, pero me estremecí unos instantes al empezar a vislumbrar el panorama que se (nos) extiende “a partir de los 50”.

Pero a donde quiero yo llegar es al hecho de que, si a cierta edad y cierto contexto, sigue estando de moda eso de tener “amistad con derecho a roce”, ahora lo que parece que se ofrece en el mercado es “amistad sin derecho a roce”, a gusto y comodidad de los participantes, con todas las ventajas de tener compañía para realizar las actividades interesantes, divertidas y enriquecedoras de la vida pero sin tener que pasar por el fatigoso, complicado y no siempre satisfactorio ritual que se celebra entre las sábanas.

¡Pues vaya fiasco, la verdad!

En el fondo de la cuestión subyacen los miedos: a no dar la talla en la cama (sobre todo el hombre), a la vergüenza del propio cuerpo (sobre todo la mujer), a enfrentar las alteraciones hormonales que a unos les ponen por las nubes y a otros les bajan al inframundo y, casi siempre, a una desgana generalizada de no cansarse, no comprometerse, tener la cama para uno solo y acomodarse sin paliativos a las pequeñas miserias de la edad más que adulta.

Pues está bien, pero conmigo que no cuenten, de verdad, porque… ¿me veo a mí misma saliendo con un hombre a cenar, al monte, al cine, de fin de semana y no sé qué más…sin compartir “la sal de la vida”? No me gusta el café descafeinado, ni la cerveza sin alcohol… ¿cómo me va a gustar la piel sin caricias, la boca sin besos, el cuerpo en un ataúd antes de haber fallecido?

Eso no quita para que siga aceptando y compartiendo las amistades “de las otras”, las de toda la vida, aquellas en que hombres y mujeres se sienten como hermanos, sin intervención de feromonas, y donde siempre ha habido compañerismo y relaciones de buena vecindad.

El debate de si es posible la amistad entre hombre y mujer lo solucioné hace ya muchos años, -ya que siempre he tenido algunos buenísimos amigos del alma-, pero lo que sí sé es que si un hombre y una mujer se avienen a “jugar a ser pareja” dejando de lado la esencia primigenia de lo que es un hombre y una mujer para participar socialmente en el baile de la vida… acabaremos alejándonos de lo que somos realmente: espíritu, mente y…cuerpo. Una pena, la verdad.

En fin.

LaAlquimista

Por si alguien desea contactar:

apartirdeloscincuenta@gmail.com

Temas

Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


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