>

Blogs

Cecilia Casado

A partir de los 50

Experimento: “¿Y si dejáramos de llamar a la gente?”

La otra noche tuve sesión telefónica con una amiga. Ni a ella ni a mí nos apetecía hacer otra cosa que ponernos al día de nuestras cuitas y logros habida cuenta de que la distancia que nos separa es poco propicia al encuentro físico delante de un buen gintonic. Estuvimos casi dos horas dale que te pego y cuando se nos calentaron las orejas, hicimos un receso de cinco minutos y volvimos a la carga con ganas renovadas. Ella fumando como una posesa y yo sin quejarme; yo con mi jazz de fondo que tan poco le gusta a ella. Situación perfecta.

En un momento determinado se me ocurrió decirle (era el cuarto de hora de los “reproches” que toda amiga que se precie tiene derecho a hacer) si se había percatado de que habitualmente era yo la que movía ficha llamándole y ella se limitaba a estar o no estar al otro lado de la línea. Arguyó que eso era porque yo ando entrando y saliendo y ella es más casera que yo, o sea, más fácil de localizar en el sofá de su cuarto de estar. Entonces le pregunté si al resto de sus amistades también les hacía lo mismo o, por el contrario, tomaba ella la iniciativa en la relación. Se lo pensó y me respondió lo siguiente: “es que yo no soy de llamar…”

-¡Vaya por Dios! ¡A ver si resulta que llevamos casi diez años de amistad y yo molestándote y tú sin decirme nada! -le espeté-, a lo que ella insistió de nuevo en su costumbre de no llamar, de no dar el primer paso. De una cosa pasamos a otra y me empeñé en que nos imagináramos en qué quedaría nuestra relación si YO dejaba de llamarla cada dos meses más o menos como tengo por costumbre y… el silencio habitó entre nosotras.

Esa noche dormí poco y a saltos; me desperté antes de tiempo con un chirrido en mi mente que me colocaba una y otra vez ante una posibilidad desasosegante, pero más que probable.

¿Qué pasaría si yo dejara de ser la típica persona –que lo soy- que se acuerda de fechas, de eventos, de visitas al médico, de enfermedades de familiares, que llama, pregunta, se interesa y mantiene viva la llama de la amistad? (qué frase más cursi me ha salido, pero ahí lo dejo).

¿Y si hiciera un  experimento?. ¿Qué pasaría si a partir de hoy lunes 13 de Abril de 2015 estuviera un par de semanitas sin enviar a NADIE –pero a nadie a nadie- un whatsapp? ¿Qué ocurriría si no conectase el Skype, y pusiera el móvil en modo “huelga de dedos caídos y –hablando de dedos caídos- me abstuviera también de escribir esos largos (y a veces enjundiosos) emails con los que obsequio/martirizo a mis amigos lejanos de vez en cuando. ¿Y si dejara de organizar citas o encuentros para el pintxo-pote, ni para comer o cenar, ni para dar paseos ni ir al monte ni nada de nada? ¿Y si dejara de hacer cenitas en mi casa…me invitarían mis amigos a cenar en la suya?

Así descubriría si están todos los que son y son todos los que están…

Me podría llevar una sorpresa –casi seguro que me la llevaría; lo que no no sabré nunca es si sería una sorpresa alegre o una sorpresa triste. Lo importante es no tener expectativas, tan sólo hacer este pequeño “experimento” sin contárselo a nadie, que el factor sorpresa es muy importante. ¿Me atreveré?

Luego podría escribir mis conclusiones, como en esos sueltos de Agencia que aparecen en la prensa contando que los “expertos” de tal o cual Universidad del otro lado del planeta han llevado a cabo un estudio entre 89 personas del sexo femenino concluyendo que las mujeres sin pareja de más de cincuenta años tienen más expectativas de longevidad que las mismas de su edad pero casadas. Vamos, una chorrada como la copa de un pino –excepto que te paguen por ello, claro está.

La verdad es que no sé si tengo muchas ganas de jugar, pero yo lanzo la idea por si a alguien le sirve de algo y…a ver qué pasa. 

Y que lo cuente aquí dentro de dos semanas y lo publicamos y a ver si nos dan un titular en el periódico. Humor que no nos falte y que los dioses nos cojan confesados…

En fin.

LaAlquimista

Por si alguien desea contactar:

apartirdeloscincuenta@gmail.com

Temas

Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


abril 2015
MTWTFSS
  12345
6789101112
13141516171819
20212223242526
27282930