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Cecilia Casado

A partir de los 50

Contradicciones. Exigimos buena Sanidad y descuidamos la salud

El tema del post de hoy me recuerda a un cuento de esos que se les cuenta a los niños. ¿Por qué digo esto? Pues porque se mezclan la realidad y la ficción, lo deseado con lo disponible y el final es de cuento; vamos, que nos deja convencidos de que no es más que una historia para pasar el tiempo.

La SANIDAD –con mayúsculas- es uno de los mayores logros de la sociedad occidental. Con Sanidad quiero decir y digo un sistema sanitario de calidad, con buenos profesionales, todos los medios posibles disponibles y un alcance universal. Todo esto no es gratis (parece mentira que haya personas que todavía utilicen esta palabra refiriéndose a un Servicio Público) sino que lo pagamos los ciudadanos contribuyentes (los que pagamos IRPF e IVA) con nuestros impuestos, con lo que nos convertimos en los principales sujetos susceptibles de dicho derecho sanitario.

Y como esto lo tenemos muy metido en la cabeza, el DERECHO a la sanidad, nos permitimos el lujo incongruente de descuidar nuestra salud de una manera escandalosa y vergonzosa.

No voy a hablar ni del tabaco ni de otras drogas (mayores o menores), ni del alcohol ni del abuso de medicamentos igualmente adictivos, sino de la dejadez a la hora de prevenir una enfermedad.

La prevención sanitaria se sitúa a un nivel más que decente, incluso me atrevería a decir que óptimo. Que te envíen a casa incluso el pequeño recipiente para tomar muestras en la prevención de un cáncer de colon es un logro de alta gama. Que el mismo ente nos cite a las mujeres a partir de cierta edad para la realización periódica de mamografías para la detección precoz del cáncer de mama es otra consecuencia de la buena gestión de los dineros públicos. ¡Ya quisieran en docenas de otros países tener acceso a estos “lujos”!

Sin embargo, es triste que el común de los mortales considere que no hay que tomarse estas prevenciones con seriedad. Por pereza o vaya usted a saber qué motivos, hay gente que no se hace las pruebas, y otra gente que “pasa olímpicamente” del tema como si tuvieran suscrito un pacto con quien reparte las enfermedades para librarse de ellas…porque sí.

Tenemos también a nuestra disposición médicos profesionales del más alto nivel: oncólogos y cirujanos que se ocuparán de intentar (tan sólo intentar) remediar los desastres que cada año provocamos en nuestra piel mediante la exposición desmesurada al sol en playas, piscinas, jardines y terrazas. ¡Hay que ponerse moreno! Pero cuando llegan esas horribles manchas –que no son otra cosa que quemaduras- vamos corriendo al dermatólogo para que nos cuente un cuento chino de que “no pasa nada”. Más adelante, cuando la queratosis o el melanoma son ya una realidad, estaremos muy orgullosos de contar con un sistema sanitario “de los mejores de Europa” para intentar paliar el desaguisado perpetrado por nosotros mismos. Parece que la máxima es: “yo no necesito cuidarme, para eso está el Sistema Sanitario

Barbaridades escuchadas y vistas tengo para llenar de ejemplos tres páginas más. Algunas francamente curiosas como la de un señor que pesa casi ciento treinta kilos, con un historial de cardiopatías y fumador muy activo que, como cada vez que va a hacerse una revisión los análisis se disparan a las nubes y luego el médico le suelta un sermonazo, el buen hombre –palabras suyas- ha decidido no ir más a las revisiones ambulatorias subrayando la decisión con una afirmación surrealista: “¡Que les den a los médicos!”

Y es que seguimos instalados en una vanidad incontestable donde inventamos argumentos para dar carta de naturaleza a algo que no tiene ni pies ni cabeza como es la pretensión de estar a salvo de la enfermedad haciendo todo lo posible por caer enfermos. Quizás esta contradicción que nos permitimos –nada impunemente- esté en la misma línea de toda nuestra vida cuando hacemos lo que nos da la gana sin pensar que las consecuencias de nuestros actos tienen todas el precio bien visible marcado en la etiqueta.

En fin.

LaAlquimista

Por si alguien desea contactar:

apartirdeloscincuenta@gmail.com

Temas

Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


junio 2015
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