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Cecilia Casado

A partir de los 50

Consejos para unas navidades tranquilas

 

Siempre digo que no tengo autoridad moral para dar consejos de ningún tipo, pero hoy tengo ganas de contradecirme un rato y ahí va el fruto de media hora de imaginación.

Si quieres que el día 26 de Diciembre no amanezca inmerso en nieblas mentales y huracanes emocionales –sin contar con el tsunami gastrointestinal habitual- sigue al pie de la letra (o no) estos sencillos pasos:

–       No llegues a la cena de Nochebuena con el morro caliente; es común inflarse de tiopepes y cava del que escancian en el bar antes de acudir al evento familiar. No veas la gracia que le  hace a quien se ha pasado todo el día preparando el ágape ver que sus invitados llegan más que contentos y pidiendo “más madera”. Empezamos mal.

–       Cómete todo lo que te pongan en el plato te guste o no te guste que no están los tiempos para remilgos. Si acaso, y con disimulo, derívalo al plato del vecino. Si te sirven más con el avasallamiento del cucharón en la mano, di a todo que sí, que qué rico, que qué bueno, que si no te pasarán la factura en cuanto regreses a tu casa.

–       Si llevas vino o cava –para hacer como que contribuyes al dispendio general- no digas lo que te ha costado de oferta. Queda muy feo hablar de dinero en la mesa. Pero si te preguntan, contesta que has pagado el doble de lo real para que alguien pueda decirte que eres un ingenuo, que él sabe donde lo venden por la mitad…

–       Si eres hombre, haz como que quieres ayudar a servir o a reponer vajilla; seguramente conseguirás que te digan que te estés quieto en tu sitio que es donde mejor estás. Pero si te aceptaran la ayuda, procura no romper nada, ni tirar nada…por lo menos antes de llegar a la cocina.

–       Si eres “familia política” procura ser modosito o modosita; no fardes, no hables de lo bien que os van las cosas, ni de las notas de los niños, ni de las pasadas/próximas vacaciones. Es mejor escuchar y sonreir.

–       Cuando alguien diserte sobre el último viaje exótico (o al pueblo) no interrumpas para decir que tú también fuiste a ese sitio y al país de al lado, o al hotel de más estrellas o en un avión más grande. Todo el mundo tiene derecho a su momento de gloria; sé generoso y escucha… te lo tendrán en cuenta.

–       A media cena –o a media comida- no pongas cara de psicópata diciendo que “no puedes más”; deja que te sirvan y juguetea con la comida en el plato (seguro que sabes hacerlo muy bien) y si te ofrecen llevarte un táper dí que “sí, por favor, qué buena idea, cómo lo agradezco” y luego procura olvidártelo encima de la mesa discretamente. En realidad no es más que un juego.

–       Temas de conversación. Evitar desesperadamente hablar de política –si hay tan sólo uno que no piensa como la mayoría. Tampoco conviene hablar de fútbol si alguien es del Madrid y otro del equipo local. Ni del paro, ni de la corrupción en política. Mejor limitarse a lo superficial como si viviéramos en un “mundo piruleta”. Deja mejor sabor de boca y conserva las relaciones familiares sin que se agrien.

–       Procura ponerte en “modo amnesia”. Es decir, no recordar agravios pasados, ni afrentas infantiles. El rencor y el resentimiento no deben mezclarse con alcohol: tienen efectos secundarios bestialmente indigestos.

     –  Tampoco es buena idea hablar de las guerras, ni del hambre en el mundo. A fin de cuentas os habéis juntado para llenaros la         tripa de comida mientras cumplís con un ritual inevitable; no seáis hipócritas.

Estos consejillos no son válidos para todo el mundo. Tan sólo para aquellos que los necesiten… así que no se dé nadie por aludido excepto que sea flagrante la identificación. Si es así, todavía está a tiempo de reflexionar y dar un saltito hacia delante… quizás valga la pena.

Este fin de semana que se avecina va a ser intenso; en lo emocional sobre todo y ahí cada uno tendrá que apañárselas como pueda para no llegar a la recta final del año con cara de Mr.Scrooge (Ver “Cuento de Navidad” de Dickens.)

No me gusta decir eso de “Paz para todos” ni “Mucho Amor y Buena voluntad” porque sería absurdo desearlo tan sólo durante unos días al año. Pero es Navidad y hay en el ambiente un “sálvese quien pueda” subliminal que no puedo dejar de reflejar… A los que no quieren celebrar porque así lo han decidido, mi abrazo lleno de energía positiva. Y a los que van a vivir estos días con ilusión, mi abrazo lleno de energía…más positiva todavía…porque les va a hacer falta.

 

Sed felices y volved el lunes.

 

LaAlquimista

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Temas

Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


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