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Cecilia Casado

A partir de los 50

Trucos para ligar a partir de los 50

 

Nada más escribir el título de este artículo me doy cuenta de que debería tener dos capítulos, el de ellas y el de ellos, pero como siempre digo que no hablo más que de lo que sé, los trucos masculinos (en caso de que existan) los voy a tener que dejar de lado. También pienso a priori que no voy a poder evitar caer en alguna generalidad más o menos vulgar, pero es inevitable, ya iremos separando el grano de la paja como podamos.

En primer lugar, he dicho “trucos”, y el que no sepa lo que significa que mire en el diccionario y se sorprenda. Lo digo para que no nos llamemos a engaño, que mis palabras no tienen “truco” y buscan literalmente lo que proponen. Es decir –por si alguien anda perdido entre la maraña del DRAE-, un truco es una trampa. Ni más ni menos. Pero sigamos.

Para atraer a alguien con fines más o menos erótico/románticos –por delimitar el concepto “ligue”- hay que engañarle, hacerle morder el anzuelo, hacer sonar un cascabel sobre su cabeza y conseguir que quede hipnotizado. Horadar el suelo bajo sus pies para que pise en falso y caiga –rendido- hasta el fondo, como en toda trampa que se precie. Y luego, obviamente, arrancarle la piel para darle buen uso y comerse su carne para alimentar el ego. (Eso es ligar, de amor mejor ni hablamos)

Las mujeres mayores de cincuenta años lo podemos hacer de las siguientes maneras (y todas efectivas aunque se repitan, que el macho de la especie no toma apuntes y es olvidadizo. Hablo en plan hetero porque es el que practico habitualmente).

1.- Truco de decir que se es más joven de lo que se es.  Mediante palabra (mentira podrida), acción (cirugía) u omisión (callando como muertas) Infalible. Si alguna vez “juego” a decir que tengo 50 años puede que me miren dos veces, pero se lo creen porque les interesa. Sobre todo si el interfecto tiene como mínimo diez más.

2.- Truco de dejar que el hombre hable TODO EL RATO de sí mismo. Para eso hace falta más bien poco; un par de preguntas dejadas caer como quien no quiere la cosa aquí y allá y al cabo de unos veinte minutos lo tienes listo para casi lo que quieras. Se puede rizar el rizo poniendo morritos y salpicando su monólogo de unos cuantos “ohhhs” y “ahhhs”. A este respecto se pueden aprender técnicas rápidas en un programa de citas de la tele; impagable como manual aunque infumable como modelo de nada.

3.- Truco de hacer ver que tenemos unas ganas horribles de irnos a la cama con “alguien como él”. Si no está demasiado borracho, nos responderá que él está loco de ganas de acostarse con alguien como nosotras. Directo al ego, es un golpe arriesgado pero casi siempre mortal. (Para él, of course) Ojo, la coyunda que no sea nunca en la casa propia. A tal fin conviene inventarse una tía anciana o un perro con malas pulgas.

4.- Truco de irse a ligar a otra ciudad que no sea Donostia porque aquí no “pilla” ni el apuntador como no sea a partir de las dos de la mañana y ya se sabe, a esas horas, los hombres y las mujeres son como los lavabos de las gasolineras: “o están ocupados o hechos una porquería”.

Los tímidos no salen mucho como no les arrastre algún grupo, los activos –aunque sean tímidos- están emparejados y los recién divorciados se creen los reyes del mambo y se van a las discotecas latinas donde impera el totumrevolutum de la necesidad a ritmo de bachata. De los viudos sé más bien poco excepto que una vez salí con uno a tomar una copa y se pasó el rato hablando de cuánto añoraba a su difunta.

Las divorciadas con muchos años a la espalda lo queremos todo y a la vez no necesitamos apenas nada. Quizás una alegría para el cuerpo o alguien con quien compartir mantita y peli; también siguen sobreviviendo algunas romanticonas que siguen dando la matraca con lo de la “media naranja” o “el hombre de mi vida”; no sé, no conozco a muchas…

En cuanto a cómo hacen los hombres de 50 años o más para ligar, no tengo ni idea, porque me parece que, caso de intentarlo, tan sólo lo hacen con mujeres que tengan como mínimo 15 años menos que ellos o con mujeres que tengan como mínimo 15 cms. más de perímetro que nosotras.

Quiero decir que a mí “no me entran”, ellos también acusan y recuerdan el maltrato recibido en las discotecas de los años ochenta por aquellas mujeres jóvenes (nosotras mismas) que nos divertíamos “dando calabazas” y que nos hemos convertido en mujeres poco simpáticas que nos seguimos creyendo que guardamos encantos ocultos para seducir al macho de la especie. Ahí hemos perdido todos, mujeres y hombres, por no saber vaciar la mochila de viejos estereotipos… pero eso sigue siendo una opción personal.

O sea que este fin de semana, al cine con las amigas  y luego a hacer risas sobre nosotras mismas sin molestar a nadie.

Felices los felices.

LaAlquimista

Por si alguien desea contactar:

apartirdeloscincuenta@gmail.com

 

 

Temas

Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


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