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Cecilia Casado

A partir de los 50

Reflexión del lunes. “Amor huido”.

Tree with bird flying

 

Dicen los poetas y algunos sabios que el amor es como un pájaro que se cuela por la ventana un día de finales de cualquier invierno; despistado y sonriente, -¿sonríen las aves?- rozan sus alas de refilón el cristal, nos obliga a volver los ojos con su aleteo especial y surge la primera sonrisa, esa que es nuestra  condena.

Pasan las horas y ahí sigue, en el huequecillo calentito que hay entre la cortina y la pared, descansando, sin que parezca que pida nada, tan sólo entona un dulce piar. Entonces, nos dejamos conmover por la emoción de lo dulce y sencillo –por inesperado, que no dejado de soñar- y ya estamos perdidos.

Ese amor sentará sus reales de pasión en nuestro lecho, contento de ser invitado con alfombra roja; inventará con su aleteo un soplo de vida feliz sobre la grisura anterior, abrirá la compuerta de un nuevo mundo luminoso –pincelada de color- y convertirá en radiantes las plomizas miradas. Lo compararemos con todos los símiles de eclosión natural, milagro eterno, prodigio sublime, presente divino. Poesía para un fracaso anunciado.

Durante un tiempo –mientras no cambie el viento- podrá ser el mimo dulce y cotidiano el alimento suyo, nada le complacerá lo suficiente para saciar su hambre antigua, de otro tiempo, de esa otra vida de exigencia aceptada, cadenas dulces de dulce esclavitud, libertad entregada con las manos abiertas, el corazón abierto, el alma abierta… todo será poco para nuestra condena.

Son pájaros amorosos que toman su regalo cual urracas –está en su naturaleza, como en la del escorpión clavar su veneno- y seguirán su vuelo, emigrante eterno del aire, y esperarán al momento solitario para desplegar de nuevo sus alas y como vinieron, sin anunciarse, se irán volando por la ventana abierta para cantar en otro hueco, aletear en otras sábanas.

 Si acaso encuentran la ventana tapiada y ven que no pueden escapar a su vuelo libre, se revolverán –locos- contra paredes, obstáculos, seres vivos, sentimientos, picando enfebrecidos –como aquellos pájaros de la película famosa- buscando un hueco por el que volar de nuevo a su existencia en libertad.

Si acaso es de estos el amor que ha entrado en tu corazón –o en tu cama-, que nada frene su huida porque quizás en la distancia esté la oportunidad de salvar la paz, la dignidad y, quién sabe, si también la vida.

 Y cuando el “amor” se vaya que quede la ventana abierta…! Hay tantos pájaros en el cielo…¡

Felices los felices.

LaAlquimista

Por si alguien desea contactar:

apartirdeloscincuenta@gmail.com

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Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


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