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Antxon Blanco

Correr x correr

Siembra Puertos y Galgos y recogerás…

El tema de la sanción a Contador aún tiene muchos ángulos para analizar y debatir. Ya conocéis mi postura. La de mucha prensa española, también. Y en la internacional unanimidad en su apuesta a favor de la sanción aunque parece que por ‘ahí arriba’ también se escribe/habla con rabia y cargando contra el deporte español porque es español.

¿Por qué ese menor rigor a la hora de juzgar? Antecedentes. Alguien ya me ha metido el dedito en el ojo por mi posicionamiento en este caso y por un menor acento en el caso Marta Domínguez y compañía de la Operación Galgo. A esta persona le invito a leer mis comentarios sobre los ‘galgos’. Lo que ocurre es que tampoco yo iba a ser más listo que la policía especialista en delitos de dopaje o más imparcial que la jueza que llevó el caso. Si ellos ‘no vieron’ indicios para sancionar, no iba a ser yo más papista que el papa, y sin embargo tengo muchísimas dudas de que las cosas se hicieran bien. Hubo más culpables que el Bezabeh de turno. Hubo episodios oscuros, opacos, negros. ¿Y qué quieren que yo haga?

Lo que ocurre es que la Ley española antidopaje es nefasta. Anticuada. Penosa. Con mil fisuras. Hasta que llegue su modificación, no hay nada que hacer. Por ahí atacan al deporte español desde otros países. Por ahí, y por los apoyos de las instituciones y de los políticos hacia los deportistas españoles sospechosos. En otros lugares no se ha parado a pensar si el deportista era un campeón patrio. Han debatido si era un ejemplo para el deporte y si estaba engañando. No han pensado en si se llamaba Ullrich o Basso o Marion Jones o Chambers.

Lo recordaba el periódico francés Le Monde que en su editorial titulado “España debe mirar de frente al dopaje” insinuaba que tras la Operación Puerto todos miraron hacia otro lado “cuando se destapó una extensa red de dopaje sanguíneo organizado por el médico Eufemiano Fuentes”. Claro, alguien implicado dijo que si tiraba de la manta dando nombres de ciclistas y atletas, ‘propietarios’ supuestamente de las bolsas de sangre halladas, tiraría más arriba con clubes de fútbol y tenistas. Eso era demasiado. Y la cal comenzó a caer en el caso.

Luego llegarían casos de dopaje que las federaciones nacionales no quisieron o no pudieron sancionar. A ojos de los críticos europeos, el escándalo seguía en España. Llegaron casos de deportistas positivos que por colaborar con la Justicia, las penas quedaron rebajadas. Llegó la Operación Galgo y todos corrieron a recoger el manto de la inocencia para colocárselo a los deportistas con mejor lenguaje metafórico de la historia ¿se acuerdan? y con entrenadores, implicados que se suicidan, médicos, atletas o  sancionados muy cercanos a ellos. Y aquí no pasa nada. Casi todos declarados inocentes.

Con estos antecedentes, quién puede criticar de los recelos de la Europa central y nórdica. Ahora bien, de recelar a crear desde Francia un vídeo vomitivo con Nadal como protagonista en el que se sugiere que se dopa, va un abismo y es inaceptable. Pero el tapar investigaciones y hechos sancionables conduce a que la rumorología se dispare y permite que quien tiene ganas de guerra contra el deporte español se ponga las botas.

La siguiente pregunta en el tema Contador sería ¿de dónde puede proceder esa mínima cantidad de clembuterol en la sangre del ciclista si parece descartado el solomillo?

Hay teorías. Tema para un nuevo post.

Antxon Blanco

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