Los entrenadores disponen. Los jugadores (los muy buenos) deciden. Juegan dos piernas… y la cabeza. El método funciona hasta que el marcador lo embarrona. Luego es necesaria la inspiración de romper con los moldes.

Final de la Europa League con el tigre devorador. Con un Falcao que absorbe los titulares. Jugador con un poder psicológico a prueba de finales. Dos en dos años. Enorme. Y doblete pichichi. Único.

Ahora miro por debajo del lazo rojiblanco. Falcao: fichaje por 40 millones de euros. Por lo tanto era lo exigible a un jugador que cuesta el presupuesto completo de la Real Sociedad, todo el dinero de la temporada del equipo guipuzcoano para el colombiano. Al menos, marca las diferencias en el momento clave. Estaría bueno.

El Athletic chocó con ese killer, con la presión de una final y con la falta de varita para que llegara la chispa. Falcao desequilibró por un gol temprano y por un 2-0 que sembró las dudas en un equipo y en unos defensas centrales que ayer mismo alguien, en una radio, calificó como la mejor pareja de la Liga española y de lo mejor en Europa ahora mismo.

Naufragó el equipo vizcaíno porque no supo manejar la presión de una final antes del partido. Salió bloqueado, lento, después de una temporada de buen fútbol, de muy buen fútbol. Tema psicológico a debate. Y tercero, los modelos de un entrenador, de un sistema de juego, pueden llevar a la admiración o al hundimiento. Ha ocurrido con el Barcelona en algún partido decisivo y ayer sucedió con el libreto de Bielsa. Le faltó al argentino esa innovación, ese escorzo táctico, que necesariamente en el deporte tiene que llegar en cuestión de segundos, cuando se acerca el abismo.

Pero el comentario ligado a esa final, quería que fuera también por esa deuda que arrastran algunos equipos españoles que es un dopaje de la competición. Alguien en twitter escribió que el triunfo del Atlético era un triunfo de todos, porque con su deuda con Hacienda, el presupuesto colchonero y los fichajes, como el de Falcao, lo pagamos entre todos. Menuda cara.

La deuda del Atlético de Madrid es de 120 millones de euros. Salvaje. Ya lo he dicho en otras ocasiones, es necesario que alguien ponga el cascabel. De lo contrario, los jetas siempre irán por delante de la Ley y de los legales. ¿Dónde está ese reglamento de control erconómico de los clubes?  ¿Se aplicará de verdad? ¿Nos creemos que en 2015 estará vigente al cien por cien?

Por último, los derechos de televisión de los clubes de fútbol que generan una brecha brutal entre unos y otros, es otro de los elementos a reestructurar si queremos que la competición resulte atractiva. Ese duelo en la cima del Everest entre dos alpinistas puede resultar chisposón pero si los demás están en el campamento base, puede reducir el interés drásticamente si uno de los dos Ferraris consigue la meta dos meses antes de terminar la Liga. Ojo.