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Juan Manuel Sotillos

Del mundo a la montaña

Nepal se ha roto

Desde esta atalaya comunicativa que es el blog de EL DIARIO VASCO no puedo dejar pasar por alto escribir de la tragedia de Nepal.

Desde que una amiga y compañera de profesión me llamara el pasado sábado comunicándome el terrible terremoto que había devastado Nepal, y principalmente la zona del valle de Katmandú y la región del Khumbu, no he dejado de pensar lo que estará pasando aquella gente.

Enseguida me vino a la memoria recuerdos imborrables de un país maravilloso como es Nepal y que ahora se ha roto. Es como si se hubiera partido. No dejo de pensar en las miles de víctimas mortales, unas que ya han aparecido, otras por aparecer todavía, enterradas bajo los escombros. No dejo de pensar en las miles de personas que han perdido a sus seres queridos y se han quedado además sin hogar. No dejo de pensar en cómo se estarán bandeando los supervivientes para eso, para seguir sobreviviendo a la tragedia. No dejo de pensar en esos supervivientes que a golpe de mano quitan ladrillo a ladrillo los escombros para tratar de encontrar más supervivientes. Ahora se trata de ayudar a toda esta gente. Por ejemplo, como propone Edurne Pasaban en esta foto que me ha enviado. También el amigo Carlos Soria desde el campo base del Annapurna, propone ayudar, por supuesto al pueblo nepalí: “Animo todo el mundo que pueda, a colaborar a través de la plataforma que ha facilitado BBVA para la recogida de fondos: www.bbvasuma.com. El dinero recaudado se entregará a cuatro asociaciones que ya están trabajando en la zona: Oxfam-Intermon, Unicef, Cruz Roja y Acnur”.  Ahora espera salir en breve del Annapurna: “hay posibilidades de que venga un helicóptero a buscarnos mañana, pero ahora mismo las prioridades entendemos que son otras”, acaba de comentar el propio Carlos.

Tampoco dejo de pensar en esos daños materiales irreparables de esa cantidad de edificios emblemáticos, muchos de ellos Patrimonio de la Humanidad. Durbar Square en Katmandú, el emblemático barrio de Thamel, la torre Bhimsen, las cercanías de Bagdaon, Patán, Bhaktapur, Swayambhunath, etc., y quién sabe si Boudhanath, Pashupatinath, y más etc.,…

Todavía no sé qué ha sido de los pueblos ni la gente que los habita de Lukla, Phakding; Namche Bazar, capital de los sherpas; Kunjung, Phortse, Marchamo, Gokio, Thanang, Dzonglha, Gorashep, Diamboche, Chukkung, Tyangboche, Periche, y un largo etcétera…

 

Estaba preocupado por mi amigo Mikel Leizeaga, hasta que por fin colegas míos lograron hablar con él y sé que está bien. Precisamente hacía poco le había escrito un e-mail desde Delhi diciendo que intentaría volar a Katmandu para tomar unas cervezas con él en mi recienten viaje de Semana Santa a Bután. Justo me contestó hace unos días que se venía para aquí en junio con su esposa y luego visitarían a su hija que la tienen estudiando en Malasia. Días después, ¡zas!, la sacudida…Nepal se rompía…

Ya me han dicho que Mikel se vuelve a Gipuzkoa hasta que se normalice allí la situación y pueda seguir trabajando en su agencia de trekkings con la que hice el estupendo viaje a Nepal en otoño de 2013. Espero que mi sherpa, mi guía, mi porteador estén en perfectas condiciones también.

También, ¡cómo no!, me acordé de los amigos montañeros que están por ahí, como Carlos Soria y su gente que justo antes del terremoto anunciaban su retirada del Annapurna. Afortunadamente están bien. Ferrán Latorre y Núria Picas están en el Makalu. Ya informaron que igualmente están bien… ¿Y los que están, los cientos y cientos de sherpas, porteadores, montañeros y gente que hay en el campo base del Everest sin que se sepa todavía su destino?… Y mucha más gente que en primavera se va a Nepal a intentar diferentes montañas o a realizar alguno de los espectaculares trekkings que ofrece el paisaje y paisanaje de los pueblos de Nepal, un Nepal que ahora se ha roto…

O el caso de Iñigo Castiñeyra de Donostia que no le terminan de repatriar. Poco antes del terremoto ingresó en un hospital de Katmandu con congelaciones en sus manos. Bajaba del Annapurna con esas lesiones. No le pueden todavía repatriar. El doctor especialista en congelaciones en Zaragoza, Ricardo Arregi ha aconsejado desde aquí que lo traigan ya, que peligran los dedos de sus manos. A Iñigo no le tratan como una víctima del terremoto y por eso no puede viajar en el avión que tiene desplazado allí el ministro de exteriores. ¡Increíble! Desde aquí la familia hace lo que puede con la aseguradora, pero el caso es que Iñigo todavía sigue allí sin que le atiendan ni siquiera en el hospital. Desde luego es una víctima de las consecuencias del terremoto.

No sé nada de la buena señorita Elizabeth Hawley, a la que entrevisté en su casa de Katmandú en noviembre de 2013. Le he puesto un e-mail. Esperaré su respuesta. Eso me aliviará.

Difíciles momentos para los amigos nepalís en un Nepal que se ha roto…

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