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Alfredo Del Castillo

Desde mi banquillo

Una victoria de valor incalculable


Una noche de máxima rivalidad y expectación finalizó con la victoria de la Real Sociedad ante el Eibar. La afición blanquiazul disfrutó y respiró aliviada y tranquila cuando el colegiado de turno sopló el pitido final y los tres puntos en juego se quedaron en casa.

El valor de esta victoria es incalculable para la Real, ya que no se puede obtener un mejor resultado con un juego tan escaso y tan pocas ocasiones de gol. Como el futbol es fundamentalmente una cuestión de jugadores no se puede discutir que la S.D. Eibar con las bajas de Albentosa -traspasado al fútbol británico- Raul Navas y Piovaccari -los dos por  sanción-  fue un rival menor. Además, con los cambios que efectuó su entrenador Gaizka Garitano no consiguió potenciar y mejorar lo que había hasta ese momento en el terreno de juego, cuando hacia falta un gol para empatar la contienda.

Ninguna línea se impuso durante el encuentro por parte de los dos equipos, ya que al comienzo fue mejor la Real Sociedad, pero para el minuto veinte se habían igualado las fuerzas. Rulli dejó en este medio tiempo la portería a cero con dos intervenciones salvadoras. Primero, un tiro de Saúl Berjón que desvió de forma inverosímil y, después, en un mano a mano con Arruabarrena que  rechazó con la cara en una acción valiente y de reflejos. El Eibar dispuso de otra buena ocasión en una contra de tiralíneas entre  Manu del Moral, Saúl Berjón y Capa que Iñigo Martinez abortó cuadno en el ultimo pase se tiró al suelo y rebañó el balón que pretendía introducir Capa.

En el segundo acto la Real creció con la pausa y el juego de sus canalizadores Pardo, Prieto, Granero y Canales. Es un equipo al que le cuesta dios y ayuda crear ocasiones de gol y marcar y la dependencia de su mejor futbolista  -Carlitos Vela- es demasiado acusada. En  una jugada de pelota parada lanzada  con precision milimétrica por un gran futbolista y finalizada por un jugador que domina el juego aéreo con astucia y anticipacion, el remate inverosímil con la cabeza se coló en la portería de Irureta,  que se fue como un loco para el colegiado pidiéndole que el mexicano no le había dejado salir en busca del balón. En estas facetas del juego también Vela es muy,  muy listo. Gol que vale tres puntazos.

En esta Real previsible la solución es siempre la misma, que la pelota la agarre Carlos Vela y en una conduccion larga con slalom resuelva los problemas del equipo. En este encuentro el entrenador escocés preparó el partido con jugadores canalizadores, con más juego a pasillos interiores que por afuera en velocidad y centros sobre el delantero referencial Agirretxe. El equipo armero se mantuvo replegado y cómodo esperando balón para después de pérdida o robo salir como flechas a la contra y a veces con el descaro de apretar desde arriba la salida de pelota de los laterales y los centrales además del medio centro Pardo. El juego de continuidad brilló por su ausencia, pero señores el equipo armero ya tenia un gol en su contra y el deseo de ir a por el empate más la responsabilidad de no desfallecer en el esfuerzo les fue minando las fuerzas. Además los cambios que efectuó su entrenador para dar ese plus de llegada y hacer ocasiones de gol no llegó, ya que solo el canario Angel fue el que puso en apuros a la defensa realista en dos o tres internadas y un tiro a gol que blocó muy bien otra vez Rulli.

Resumiendo, el Eibar con estas tres bajas fue un equipo más escaso pero su entrega, su arrojo y su esfuerzo fue digno de admiración por todos los aficionados que acudieron a Anoeta. La Real debe de encontrar el equilibrio. Para ello Moyes debe alinear a un medio centro defensivo -como lo son Markel o Elustondo- y junto a él Rubén Pardo, un futbolista diferente que te da juego corto y largo pero que necesita en las bandas velocidad para que ese pase milimétrico sobre la línea de cuatro cree constante peligro en las defensas rivales, más Vela de enganche y un extremo veloz en una banda y  en el otro costado un jugador más de control.  Es simplemente mi opinión.

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Sobre el autor

Entrenador de fútbol y tinerfeño. Ha pasado por multitud de banquillos guipuzcoanos, entrenando a equipos como el Lagun Onak, Beasain o Real Unión, entre otros, antes de recalar en la Real Sociedad en 2001. En el club txuri urdin estuvo nueve temporadas en varias fuciones, como la de ayudante de Periko Alonso o de Gonzalo Arconada.


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