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Alberto Moyano

El jukebox

Jazzaldia: instrucciones de uso

Alberto Moyano

Comienza el Jazzaldia y aunque a estas alturas ya nos conocemos el
ritual, aquí va un escueto aunque certero listado de consejos que, como
cada mes de julio, conviene tener en cuenta. Se aconseja imprimir el
listado y no salir de casa sin llevarlo en el bolsillo.
1) Evite por todos los medios participar, no digamos ya iniciar, en un
debate en torno a si el Festival de Jazz debería programar únicamente
conciertos de jazz en estado puro o es mejor que se deje contaminar por
otros estilos musicales. Está muy mal visto y sus interlocutores
podrían pensar que está usted un poco pasado de moda.
2) Centre las charlas y conversaciones en la calidad o falta de calidad
de las actuaciones, único baremo que la organización confiesa manejar a
la hora de elaborar el cartel.
3) No trate de impresionar a sus amistades con aquello de «sí, yo
estuve en la Trini la primera vez que actuó Van Morrison». A día de
hoy, todo dios asegura haber estado aquel día. Que el número de los que
dicen haber presenciado el concierto desborde con mucho el aforo de la
plaza carece de importancia.
4) Al menos durante estos días, evite pasearse por la ciudad,
especialmente por los lugares próximos a los escenarios, con la bolsa
de discos de alguna tienda de frutos secas. Menoscabaría notablemente
su caché como jazzman.
5)  Recuerde en todo momento: si hablamos de jazz, usted compra
los discos de importación. Este detalle, que parece nimio, es
fundamental a la hora de no quedarse al descubierto cuando se analiza
el último trabajo del artista que actúa esta noche, ya que podría darse
el caso de que no se hubiera editado en España.
6) No se corte a la hora de echar mano al mestizaje lingüístico. Así,
evitará decir Nueva Orleans, sino que se referirá a la ciudad como New
Orleans (pronúnciese «Niu Orlíans»). Si consigue aportar a su alocución
un inequívoco acento sureño, definitivamente, habrá triunfado.
7 ) Acuda a los conciertos provisto de una buena batería de excusas y
coartadas que le permitan salir airoso de cualquier situación
embarazosa. Por ejemplo: si sus amistades le descubren atiborrándose a
garimbas en la barra de Heineken durante la actuación de la estrella de
esta edición del Jazzaldia, responda sin inmutarse: «Sí, es que a mí el
jazz me gusta escucharlo así. No olvidemos que es una música que nació
en los garitos del sur y bla, bla, bla…».
8) Al finalizar el concierto, despache su opinión con una frase tan
críptica que no admita ser rebatida y acto seguido, proponga tomar la
espuela en el Altxerri, el Be Bop o el Etxekalte, con la excusa de que
«me he quedado con más hambre de jazz». Una vez allí, salude con
fraternal camaradería al barman, más allá de que nunca le haya visto
antes.


julio 2006
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