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Iñigo Galparsoro

EnRedando

¿Contraseñas seguras y fáciles de recordar? Sí, no es una utopía…

Recientemente Estanis Martín de Nicolás, director general de Paypal en España, auguró la desaparición de las contraseñas en internet en cinco años, en beneficio de lectores biométricos más cómodos y seguros para el usuario. Sea o no realidad en un futuro cercano, lo cierto es que a día de hoy el uso de las contraseñas se ha convertido en un auténtico quebradero de cabeza para muchos internautas, que deben recordar cada vez más usuarios y passwords a la hora de navegar por la red.

Más allá de que muchas de ellas queden almacenadas en nuestros navegadores, en aras de la seguridad cada vez más sitios web exigen contraseñas ‘complejas’, lo que acaba por convertir el quebradero de cabeza en una auténtica pesadilla. Al respecto, ¿cómo creo una contraseña segura? ¿Y cómo la recuerdo? ¿Debo generar un password para cada servicio online? Ante todo, basta con usar un poco el sentido común y seguir una serie de recomendaciones.

1. ¿Cómo debe ser una contraseña?

La fortaleza de una contraseña no está reñida con la facilidad para recordarla posteriormente. En absoluto. Para que un password sea seguro, basta con que cuente con un mínimo de ocho caracteres, entre los que debemos alternar números, letras, mayúsculas y minúsculas y caracteres especiales. Por ejemplo, la contraseña ‘sansebastian’ será mucho menos segura que ‘ss4ns3b4stiAnn’. Lógicamente, cuanto más cortas sean, más fácilmente podrán ser descifradas por miradas ajenas. Para comprobar la fortaleza de una contraseña podemos hacerlo en: http://password.es/comprobador/

2. A evitar a toda costa

– Es lo más común, pero también lo menos adecuado. Añadir como contraseñas referencias personales, caso del año de nacimiento, nombre de los hijos, nombre del usuario, etc. aumenta el riesgo de que los amigos de lo ajeno accedan a nuestros datos, ya que son cadenas de búsqueda lógicas y las más fácilmente memorizables por cualquiera. Si queremos mantenerlas, podemos sustituir algunos caracteres por números. Por ejemplo, ‘sansebastian’ lo convertiríamos en ‘2an2eba2tian’.

– No apuntar las contraseñas en papel y, sobre todo, no dejarlas visibles al lado del ordenador por una ‘mayor comodidad’, especialmente si lo hacemos fuera de nuestro hogar. Esto viene a ser como apuntar el domicilio en el llavero de nuestras llaves ‘por si se te pierde’.

– No utilizar la misma contraseña para diversos servicios: mails, páginas web, etc. Si optáramos, por ejemplo, por establecer la misma contraseña para nuestro email, banca electrónica o diversos servicios de alojamiento web, pondriamos en peligro todos nuestros datos personales, archivos, cuentas, etc. Y todo, de un plumazo.

3. Buenos hábitos

– Cambiar las contraseñas cada cierto tiempo, especialmente de aquellos servicios que son de más alto riesgo (x.e. banca electrónica).

– Gestionar nuestras contraseñas con aplicaciones y servicios online. KeePass, LastPass o JPasswords son buenas opciones para hacerlo desde nuestro sistema operativo, mientras que Passpack o Clipperz lo permiten en la nube. Además de ser muy seguras, son muy prácticas y sencillas de manejar.

– Cambiar la contraseña que por defecto nos ofrecen diversos servicios o páginas concretas. Por ejemplo, los routers WIFI a menudo cuentan con contraseñas por defecto que públicamente son bien conocidas y que cualquiera puede ver en internet. Ni que decir tiene el riesgo que conllevan.

4. ¿Cómo recordar multitud de contraseñas diferentes?

Cada vez son más los servicios que solicitan una contraseña por internet, lo que puede resultar muy complejo de recordar. Por ello hay gran cantidad de métodos y técnicas  nemotécnicas que permiten confeccionar diversos passwords y recordarlos sin problemas. Dos sencillos ejemplos de cómo elaborar una contraseña son:

– Optar por una frase fácilmente recordable (frase célebre, canción, cita, etc.) y ‘jugar’ con los términos de la misma. Por ejemplo, cogiendo la primera letra de cada palabra. Ello generará una palabra sin significado aparente, pero más robusta.

– Seleccionar una palabra y asignarle algún término de la web en la que se necesita entrar. Un ejemplo. Podemos crear como contraseña standard ‘enlaPlaya-2014’. Para entrar en nuestra cuenta de gmail podemos añadirle las tres primeras letras del sitio web, con lo que nuestra contraseña para el email de google sería ‘gmaenlaPlaya-2014’; para dropbox, usaríamos  ‘droenlaPlaya-2014’ y para twitter ‘twienlaPlaya-2014’. Combinaciones hay miles y es una forma muy sencilla de generar y recordar contraseñas.

5. ¿Cómo recupero mi contraseña?

Cuando nos olvidamos de una contraseña, lo más habitual es que el servicio web tenga la opción de enviárnosla nuevamente al email personal, con lo que nos veremos obligados a restablecerla y a cambiarla. Sin embargo, en caso de que necesitemos la contraseña para usarla en otro dispositivo, podemos optar por visualizarla a través del navegador, ya que en la mayoría de los casos optamos por almacenarlas previamente.

Así, en Google Chrome basta con acceder a Configuración/Mostrar opciones avanzadas/Contraseñas y formularios/Administrar contraseñas guardadas para visualizarlas, mientras que en Internet Explorer se puede realizar a través de la aplicación IE PassView). En Firefox esto es posible accediendo a Opciones/Seguridad/Contraseñas guardadas. Este último navegador permite además la posibilidad de insertar una contraseña maestra, que se solicitará una vez por sesión al abrir el navegador. ¿Para qué? Con ello evitaremos que cualquier usuario ‘no autorizado’ pueda acceder a aquellos servicios web protegidos por contraseñas almacenadas en el propio navegador.

La informática tiene truco... y a veces vida propia

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