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Belén Casado Mendiluce

La psicóloga en casa

Está bien ser responsable…pero la vida no es una responsabilidad

 

Te regalo hoy un cortometraje con sentido del humor y mucha miga. Creo que disfrutarás viéndolo y te quedarás después con un buen sabor de boca.

Muchas veces pienso que está bien que, en la medida que puedas, mires tu vida de frente, cojas “el toro por los cuernos” y tomes tus propias decisiones. Pero vivir es mucho más que una sucesión de responsabilidades a tomar y de problemas a resolver, que pueden acabar por hacerte sentir la vida como una pesada carga sobre tus hombros.

Si no sintieras que disfrutas de la vida…¿de qué serviría vivirla? Acabarías sintiendo que esta vida es una broma de mal gusto y que te trajeron a ella para que representaras tu papel, como en una función de teatro, de la mejor forma posible. ¡Menuda estafa!

Para disfrutar de la vida no hace falta tener mucho dinero ni esperar a las vacaciones para hacer algo extraordinario, ya lo sabes. Por eso, buscas en el día a día pequeños momentos de disfrute que te hagan sentirte bien. Y entonces, me viene la imagen de un niño que contempla todo con ojos nuevos.

Me gusta ver cómo disfrutan los niños, con lo sencillo. Sí, ya sé que están lejos de las preocupaciones y las responsabilidades del adulto, pero no necesitan grandes cosas para pasárselo bien y eso conecta conmigo.

De alguna manera, vivir es volver a recuperar al niño que fui. Al niño que pone interés en lo que hace, que expresa lo que siente en cada momento, que sonríe y está contento… por el mero hecho de existir. No puedo dejar de ser el adulto que soy, no puedo borrar de mi memoria lo vivido, que me marca y condiciona, pero no quiero renunciar a mirar con ojos de niño.

Ya sé que mi mirada no muestra la misma capacidad de asombro que la del niño que ve todo por primera vez. Sé que mis experiencias vitales pudieron endurecerla convirtiéndola en mirada que cree que ya sabe y conoce lo que ve. Pero si quiero disfrutar de la vida he de volver a lo sencillo: cocinar un plato, contemplar un árbol, bailar…y jugar. Y hacer todo ello sin pretensión de nada, sin querer quedar bien con nadie ni demostrar nada a nadie, esa es mi “mirada nueva” aunque ya no sea un niño. Eso es volver a mirar con ojos de niño.

Y entonces, puedo disfrutar de lo que hago porque no me importa el miedo al ridículo ni al qué dirán. Puedo gritar en el monte, bailar con movimientos que no llevan el ritmo, hacer el payaso y que me vean al salir del ascensor, pintar y que sólo me guste a mí lo pintado…sólo por el mero placer de hacerlo. ¿No te recuerda al niño que fuiste?

http://www.youtube.com/watch?v=wvWVs0duu7k

 

Caminamos…Belén Casado Mendiluce

belencasadomendiluce@gmail.com

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Sobre el autor

Soy Licenciada en Psicología y desarrollo mi trabajo en una consulta privada. Mi vocación desde joven ha sido la psicología, y a través de ella he buscado comprender a los demás y a mí misma. Desde ese trabajo interior, intento que lo que transmito sea un reflejo de aquello en lo que creo y que me sirve a mi. Me siento siempre en búsqueda, abierta a aprender de todo aquello que me haga crecer como persona. Y creo que lo que se vive como vocación no es sólo patrimonio mío sino que puede servir a los demás.


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