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Belén Casado Mendiluce

La psicóloga en casa

A los que sufren una dolencia crónica

 

Yo también formo parte del grupo, sí, y no tengo que avergonzarme de nada ni sentirme culpable por ello. Estoy cansada de constatar qué atrevida es la ignorancia cuando oigo decir que lo que lo que me ocurre –con diagnóstico médico de por medio- es una enfermedad psicosomática.

El otro día, sin más, sostuve una conversación sobre el tema que me dio mucho coraje. La persona, cercana y querida, cogió carrerilla y me dijo: “Yo tengo la suerte de no tener dolores, la verdad, pero yo pienso que las personas que sufren alguna dolencia crónica es porque en su vida viven con miedo.”

No suelo ser rápida de reflejos para contestar, pero como ya “llueve sobre mojado”, me salió rápida la respuesta: “Pues ten mucho cuidado con lo que dices, X, porque, si no mal recuerdo, tú tienes una amiga de toda la vida que siempre ha tenido mala salud, y si a ella le dices lo que me acabas de decir, te expones a…que te de una bofetada.”

A ver, que no niego la influencia de la mente en el cuerpo, que soy psicóloga, pero no me quieras “vender la moto” y hacerme tragar que a lo que los médicos no encuentran explicación ni tratamiento, es algo que me lo provoco yo. ¿De qué sirve decirle eso a una persona? ¿Para que, encima de sufrir el malestar físico, te sientas culpable de haberte creado a ti misma la enfermedad? Si quieres ayudar a alguien a salir de una situación que a ti te parece obvio que genera ansiedad y estrés, otra sensibilidad y tacto debes tener.

No es fácil dar consejos cuando una persona sufre de molestias físicas constantes, lo sé. No pretendo abordar todas las situaciones posibles, pero sí hay algunas indicaciones generales que creo te pueden ayudar. Por experiencia propia.

-En primer lugar, ten presente que el no sentirse bien físicamente afecta también al estado de ánimo, así que no pretendas estar contento y conversador cuando el cuerpo no te da de sí. Si te sale estar callado y serio,permítete estar como puedas, faltaría más.

-Intenta, en la medida de lo posible, hacer tus tareas diarias, pero no te sobrecargues con lo que no puedes, aunque eso sea algo cotidiano que se espera que hagas. Vete DIA A DIA, sin adelantarte con tu mente en lo que se supone que tienes que hacer. Hoy vas a hacer lo que puedas y como puedas.

 -Es normal y perfectamente comprensible que cuando se te agudice el malestar, la cabeza se te acelere con pensamientos negativos sobre tu enfermedad  e incluso sobre la muerte, y que te surjan miedos acerca de si vas a estar así toda la vida o del futuro que te espera. Uno no siempre puede controlar la mente. No te asustes de ella y espera a que pase el temporal.

-Intenta levantarte cada mañana sin estar pendiente de cómo vas a tener el cuerpo hoy, sin estar vigilante de ti mismo, a ver por dónde te puede salir hoy el malestar. Lo que tenga que salir, si surge, ya saldrá, pero deja de tener miedo del cuerpo e intenta estar lo más relajado posible.

-Cultiva un rato diario de relajación. La vida diaria comporta, inevitablemente, un grado de estrés, de manera que si ya lo sufres por tu dolencia física, con más razón necesitas relajarte y descansar.

-Toma conciencia de que, en todo momento, HACES LO QUE PUEDES. Que haces tus tareas poniendo interés en lo que haces aunque llegue un momento en que lo tengas que dejar porque ya no puedes más.

-No te culpabilices, ni te machaques por sentirte mal físicamente y no poder rendir como a ti te gustaría. Tú no tienes la culpa de lo que te pasa ni puedes forzarte a hacer más de lo que haces.

-Valora los momentos en los que te sientes físicamente bien e, incluso, dilo verbalmente. Es importante que te oigas decir que también te encuentras bien para que te subas la autoestima y para que los demás no piensen que sólo hablas cuando se trata de quejarse sino, igualmente, de lo bien que te sientes.

Intenta estar lo más tranquilo que puedas, sin hablar constantemente de tu malestar, pero desahogándote cuando lo necesites. Sufrir una dolencia crónica es también recorrer un camino de …desapego y humildad.

 

Caminamos…Belén Casado Mendiluce

belencasadomendiluce@gmail.com

www.psicologiapersonalizante.com

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Sobre el autor

Soy Licenciada en Psicología y desarrollo mi trabajo en una consulta privada. Mi vocación desde joven ha sido la psicología, y a través de ella he buscado comprender a los demás y a mí misma. Desde ese trabajo interior, intento que lo que transmito sea un reflejo de aquello en lo que creo y que me sirve a mi. Me siento siempre en búsqueda, abierta a aprender de todo aquello que me haga crecer como persona. Y creo que lo que se vive como vocación no es sólo patrimonio mío sino que puede servir a los demás.


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