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Belén Casado Mendiluce

La psicóloga en casa

Sencillo, sincero y verdadero

 

Estas son tres palabras que componen para mí una “tríada fantástica” en la que se puede encontrar ayuda a muchos conflictos de la vida.

A veces, no sabemos cómo actuar ante determinados problemas. “¿Qué hago, le digo a mi hijo lo que me molesta de él o me lo callo? Pero…estoy agobiada ahora por preocupaciones laborales y no sé si es buen momento. Por otra parte, me gustaría que viniera a visitarme en Navidad y no quiero, con la conversación que tengamos, echarlo todo a perder “.

En primer lugar, busca la sencillez. Sencillez implica que busques el momento adecuado, cuando estés mínimamente relajada, para hablar de lo que sientes.  Si estás agobiada por otros problemas, la tensión con la que vives interferirá en la conversación que mantengas con tu hijo, y puede que acabes desahogando tu frustración con él. Habla cuando puedas mantener cierta calma.

No hables sacando trapos viejos. Céntrate en el presente y en ti. Hay quien tiene tanto miedo a los conflictos, a que el otro se sienta culpable y se ponga a la defensiva que acaba por no hablar desde sí mismo y desde lo que le duele; se sitúa, por agradar, tanto en el papel del otro, que casi le acaba dando la razón, desoyendo sus propios sentimientos. Céntrate en ti y haz valer lo que sientes, lo agradecerás.

Sé sincera, no ocultes tus sentimientos con respecto a tu hijo por miedo a perderle o a que se enfade contigo. Lo que te guardes en tu interior porque no te atrevas a expresarlo saldrá, sin tú controlarlo, en otra ocasión, agrandado, además, por la acumulación de rabia y dolor. Tus sentimientos son como el río, que siempre busca su salida al mar, dales salida y te sentirás mejor.

Y háblale desde ti, en primera persona: “Me duele que no me hayas agradecido el regalo que te he hecho”, y no te enredes pretendiendo analizar su conducta: “Seguro que eres más simpático con tus amigos que conmigo que soy tu madre”. Háblale con la sencillez de quien dice lo que siente y con la sinceridad de quien no pretende ser excesivamente amable para conseguir que te visite en Navidad; eso se nota.

Si eres sincera y sencilla, transmitirás que estás siendo auténtica, verdadera. Que no pretendes, inconscientemente, conseguir ningún resultado que te satisfaga, porque dejas libertad a la otra persona para que actúe como quiera. ¿Que no te visita en Navidad? ¿Que pasa tiempo hasta que os volvéis a ver? Sé que no es agradable, pero viendo lo que hay, tú como madre te situarás en otro punto de la relación en la que te protegerás y estarás menos pendiente de agradar… para así sufrir menos.

Sencillo, sincero y verdadero. Tres palabras que forman parte de todo un camino de vida. Prueba a ponerlas en práctica y seguro que lo agradecerás.

 

Caminamos…Belén Casado Mendiluce

belencasadomendiluce@gmail.com

www.psicologiapersonalizante.com

 

 

 

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Sobre el autor

Soy Licenciada en Psicología y desarrollo mi trabajo en una consulta privada. Mi vocación desde joven ha sido la psicología, y a través de ella he buscado comprender a los demás y a mí misma. Desde ese trabajo interior, intento que lo que transmito sea un reflejo de aquello en lo que creo y que me sirve a mi. Me siento siempre en búsqueda, abierta a aprender de todo aquello que me haga crecer como persona. Y creo que lo que se vive como vocación no es sólo patrimonio mío sino que puede servir a los demás.


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