Es evidente que tu vida nadie puede vivirla por ti, la tienes que vivir tú mismo. De la misma forma, tú tienes que descubrir lo que es válido para ti, lo que te ayuda en tu camino; eso es descubrir tu propia verdad.

La propia verdad no es nada que se imponga a los demás ni que se defienda “a capa y espada” como quien se siente en posesión de la verdad absoluta. Puedes estar abierto a escuchar las otras “verdades” de los demás, ya que sabes que también se aprende del prójimo, pero mientras lo que tú sientes como válido es lo único que te “encaja” en tu interior, hazle caso, por favor.

La propia verdad es todo aquello que tú sientes que te ayuda a hacerte caso a ti mismo y a tenerte más en cuenta, aunque sea doloroso llevarlo a cabo. Puede que tengas que apartarte de alguna persona cercana aunque se te diga que hay que llevarse bien entre todos los miembros de una familia, pero apartándote te sientes más tranquilo y descansas.

Puede que te mantengas apartado de la vida de tu hijo porque crees que tiene que equivocarse por sí mismo y tú sientes que es lo mejor que puedes hacer por él, en este momento: dejar que viva su vida. Pero eso no deja de doler.

Buscar la propia verdad es buscar tus propias respuestas a lo que te preocupa. Porque las respuestas no las tiene nadie más que tú y están en tu interior, sólo tienes que hacerles un espacio con silencio y tranquilidad para que puedas escuchar su voz.

Seguir el propio camino implica confiar en ti mismo y hacer caso a lo que intuyes que es mejor para ti. Resulta muy difícil buscar la propia verdad si uno tiene la autoestima baja y se siente depender de los criterios y opiniones de los demás.

Buscar la propia verdad es aprender a vivir. Porque se vive de verdad cuando uno es protagonista de su propia vida y no dejas que, simplemente, la vida pase por delante de ti. Aprender a vivir también es desarrollar todas las capacidades que tienes dentro de ti, aunque ni siquiera creías que existieran, pero que poniéndolas en práctica te descubren un yo con energía de vivir.

Si sientes que necesitas dejar de pensar y hablar sobre un tema que te preocupa, hazlo. Si sientes que necesitas dejar de hacer tantas actividades y frenar tu ritmo de vida, hazlo. Si sientes que necesitas cortar con una situación que te produce dolor, hazlo. Así buscas tu propia verdad, actuando.

Caminamos…Belén Casado Mendiluce

belencasadomendiluce@gmail.com

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