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Cristina Saraldi

Madre y aprendiz

Entendiendo el sueño infantil

Hace sólo unos días que se volvió a celebrar el día del sueño Feliz.

Un día que se decidió instaurar en torno a las Redes Sociales para intentar desmitificar el método (adaptado por el Doctor Estivill en España) y del que poco tengo que decir más allá de que estoy totalmente en contra.

De hecho, sin ir más lejos, tan sólo hace algunos meses, este Doctor reculó y comentó (después de que miles de padres ya hubieran probado su método en bebés), que sólo se debería aplicar en niños mayores de 2 años (o no recuerdo si fueron 3). Toma ya!

En términos de sueño yo siempre he dormido suficiente para mí, aunque menos que la media de la sociedad. Hoy justo leía la noticia sobre un estudio que dice que las personas más inteligentes se acuestan más tarde y son menos metódicas. Quizás ahí radica mi desorden y mis pocas horas de sueño.

Así que para no fallar a la genética, he tenido la “suerte” de tener una hija precoz, de esas que no duermen mucho. O mejor dicho, que sí duermen, y lo hacen igual o más que otros niños, sólo que, según la sociedad, dan más guerra por la noche. Y así es ella. Se puede despertar entre 3 y 33 veces una noche, y ya va a cumplir 2 años. Por lo tanto, llevo 2 años despertándome una media de 4 veces por noche. Y no lo llevo mal, aunque he de confesar que me gustaría tener una noche para dormir del tirón, sólo una!

Eso sí, me ayudó mucho informarme sobre el tema, estudiar el sueño de los niños y comprender que lo que le pasa a Cloe, ES NORMAL. Normal en niños sanos, de su edad y que siguen siendo amamantados. Normal en niños cuyos padres atienden sus necesidades y normal en niños que no son enseñados a dormir.

Y una vez entendí que era normal, la prolactina me echó una mano y entre mi aceptación y la hormona que aún segrego por seguir alimentando con el pecho a mi hija, hemos conseguido llevarlo mejor.

“Dormir sin lágrimas” de Rosa Jové fue la primera obra que llegó a mí cuando ya una amiga mía preveía que mis noches serían tediosas si no cambiaba el chip. Así que este libro, donde se explica cómo el sueño es evolutivo y cómo cambia según el niño crece, fue un revulsivo en mi vida. Después de éste, llegaron muchos más libros, talleres, cursos, seminarios, artículos…. Y un sinfín de propuestas donde ir convenciéndome de que a mi hija no le pasa nada, y que llegará un día en el que duerma del tirón y yo, probablemente ya no lo haga.

El día que leí que a los 4 meses el sueño cambiaba, no sabía que sólo quedaban días para que Cloe cumpliera esos meses. Y ahí fue, muy a mi pesar, cuando comenzó nuestro periplo por las noches sin dormir, los días cansados y el “papá noooooo” todas las noches. Desde ese día, sólo se duerme conmigo y, si se despierta, también sólo quiere a mamá. Claro que me gustaría que no fuera así. Sin embargo he entendido que el sueño es el único conflicto que tiene en su corta pero auténtica vida y, si he sabido escucharle para poder comprenderle, ¿por qué voy a dejar de atenderle si es lo que necesita? Un día dejará de necesitarme también por la noche, tendrá la confianza y seguridad suficiente para ello. Y ese día podré gritar muy pero que muy alto lo orgullosa que estoy de haberla acompañado en la forja de su personalidad. Porque aunque a mí me gustaría que durmiera por ejemplo con su padre, sus miedos, inseguridades y dudas no puedo marcarlas yo. Si me necesita cada noche, ahí estaré yo para que sepa que estoy a su lado y así, cuando sea mayor, podré ver esos frutos cuando tenga la confianza suficiente para enfrentarse a cualquier bache que la vida tenga preparada para ella.

Así que, después de la celebración de esta jornada, sólo me cabe mandar toda la fuerza y confianza del mundo a aquellas mamás que no duermen como les han contado que los niños duermen (mentira! Son pocos los afortunados) para que acepten lo que les ha tocado y se lo pongan de la manera más cómoda. La teta ayuda, porque produce prolactina; el colecho ayuda porque es más cómodo atender a tu hijo sin tener que desvelarte en exceso, y un buen masaje antes de dormir con un buen cuento también es una excusa perfecta para tener un ritual maravilloso antes de ir a la cama.

Así que, dulces sueños y a relajarse!

 

 

Temas

Mi hija me puso la vida patas abajo y me encanta aprender a andar con mis manos

Sobre el autor

Cada vez hay más consciencia social acerca de la importancia de escuchar al niño. Mi hija mayor fue mi acompañante y motor para el cambio que hice en mi vida: dejé mi trabajo en televisión por perseguir este sueño que un día tuve. Se llama "Froggies" y fue mi primer proyecto. En 2016 me convertí en bimadre, y esta aventura me está resultando muy intensa. Creo firmemente que los adultos tenemos mucho que cambiar para ofrecer a los niños un lugar mejor donde vivir.


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