Hay una frase muy común. La hemos usado todas las mujeres alguna vez. “Mi marido me ayuda“. Es lapidaria. Nos hace directamente responsables de todo lo que pasa en nuestra casa, y relega al padre/marido a un segundo plano. Como un adjunto. En nuestra casa, trabajamos por la corresponsabilidad. Y no nos va mal.
¿QUE ES LA CORRESPONSABILIDAD?
La responsabilidad compartida sobre un asunto. Esto trasladado al hogar familiar es mucho. Tradicionalmente, el rol de responsable del hogar e hijos ha sido de la madre. Pero las mujeres hemos salido a trabajar fuera, y hemos seguido teniendo hijos y llevando toda la carga y peso de los niños y la casa. Y ahí es donde se descompensa la balanza.
Algo tan normal como compartir la responsabilidad de lo que es tuyo al 50% es un reto en muchos hogares. En el mío lo ha sido también.
Yo lo viví en mis propias carnes. Trabajo, viajes e hijos. Al principio, creí que podía con todo. Pero en seguida me di cuenta de que no. Suerte y mucha (porque he visto de todo), que a mi lado tengo un hombre que no deja repetir a diario la frase por la que me enamoré de él. “Lo más importante es mi familia“. Mi marido y yo, compartimos la responsabilidad de los niños y de la casa. No siempre es igual, no siempre es al mismo nivel (a veces tiro más yo, a veces tira más él), pero siempre es en equipo.
¿COMO LO HEMOS HECHO?
En el primer año y medio de mi maternidad, lo tuve todo bastante bien atado. Trabajo, nannies, guardería… el niño no tenía demasiado misterio y sus necesidades eran bastante básicas. El problema vino cuando nos mudamos a San Sebastián. Durante unos meses no trabajé, y me hice cargo de todo. Pero después, volví a mi trabajo en Madrid. Y ahí, se armó la marimorena.
Marimonera familiar porque yo trabajaba 3 días a la semana en Madrid. Porque me llevaba a mi hijo. Porque tenía una au-pair en casa. Y marimorena logística. Ahí empezamos realmente con la corresponsabilidad.
¿Cómo lo hemos hecho? Con voluntad y comprensión en el plano emocional y con una lista en el plano práctico. Una lista de todas las responsabilidades de la familia y el peso de cada una. Previsión de comidas y compras en consecuencia. Lavadoras. Plancha. Tareas del hogar. Tareas administrativas (pago de facturas, bancos). Coche (sus necesidades, revisiones, cambios de aceite). Relaciones con el colegio y con los padres del colegio (por esta nos pegamos todos los padres ¿verdad?). Ropa y necesidades de los niños. Extraescolares. Y así podría seguir escribiendo más cosas. No voy a decir que ha sido fácil. Los hombres de nuestra generación están dispuestos a ser corresponsables, pero no les “nace“. No han recibido el ejemplo en sus casas mayoritariamente, ni la educación en corresponsabilidad.
EDUCAR EN CORRESPONSABILIDAD
Aquí está la clave para la corresponsabilidad del futuro. Educando a nuestros hijos. Educando a los niños y a las niñas en igualdad de derechos y obligaciones. Sin asumir roles por el sexo al que pertenezcas. Empezando por casa. Y por el ejemplo. El ejemplo de unos padres que tienen repartidas las tareas del hogar, y de lo que no es el hogar. A mi hijo no le extraña en absoluto ver a su padre planchando, ni a su madre conduciendo en viajes. Su padre baña y da de cenar a su hermana. Su madre tiene que pasar fuera algún periodo largo de trabajo, y su padre se reduce la jornada para cuidarles. Este es nuestro día a día. Trabajamos en equipo.
No es fácil. Las mujeres tendemos a querer abarcar, especialmente todo lo relacionado con los niños. En muchos casos, nos cuesta delegar y dar resposansabilidad al otro. Por otro lado, como decía antes, los hombres de nuestra generación están preparados para ser corresponsables, pero no es algo que hayan visto en su casa, por lo que es un aprendizaje continúo. Nosotros seguimos aprendiendo.
Destacaría 2 claves para la corresponsabilidad: comunicación en la pareja sobre las necesidades de la familia y educar a nuestros hijos en ser corresponsables. Una clave para el presente y la otra, para el futuro.