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Borja de Miguel

Marsella-Provenza 2013

La Friche, una lanza cultural de Marsella obligada a redefinirse tras la Capitalidad Europea

Aunque mucha gente -incluso marsellesa- piensa que La Friche la Belle de Mai comenzó como un espacio ocupado por artistas, lo cierto es que esta curiosa institución cultural de Marsella ubicada en una antigua fábrica tabaquera nació ya en 1992 bajo el tutelaje del ayuntamiento y con la clara vocación futura de renovación urbanística del barrio desfavorecido que la albergaba. En todo caso, sus primeros quince años de historia estuvieron marcados por la espontaneidad y el dinamismo de unos artistas residentes, temporales o estables, que gracias a su libertad de acción dieron al lugar una personalidad propia difícilmente repetible. Sin embargo, en los últimos tiempos y con la designación de Marsella como Capital Cultural Europea, sus infraestructuras y funcionamiento han empezado a cambiar drásticamente.
Marine Quiniou, desde el año 2000, y Paquito Bolino, desde 1994, creadores de Silex y Le dernier cri respectivamente, han presenciado la evolución de La Friche desde dentro y casi desde sus orígenes. La suya es una visión privilegiada que permite entender los nuevos retos a los que se enfrenta esta institución, una de las marcas culturales principales de Marsella hoy y que a menudo se sitúa entre la leyenda y la realidad en la mente de sus visitantes.
 
 
Marine et Paquito - La Friche - Marseille blog
 
 
Con la llegada de MP2013 llegó el dinero a La Friche. ¿Ha sido para bien o para mal?
Marine Quiniou: El principal cambio que ha experimentado La Friche es sobre todo a nivel de la infraestructura: las nuevas instalaciones no habrían podido existir sin la Capitalidad. Y eso es positivo, porque el lugar empezaba realmente a degradarse. Pero también ha tenido consecuencias a nivel de utilización del espacio que en mi opinión son un poco dramáticas.
 
¿En qué sentido?
M. Q.: Ha supuesto la muerte de algo que estaba mucho más integrado. Ahora tengo un confort de trabajo mayor pero ya no tengo un contacto tan rico con la gente del interior. El espacio se ha convertido en simples locales de proyectos individuales, mientras que antes todo funcionaba más como un equipo imbricado donde surgían proyectos participativos. Si yo llegara aquí hoy, para empezar me costaría mucho más conocer a la gente y no realizaría trabajos en común.
 
Paquito Bolino: La Friche antes era un lugar mucho más cálido y ahora hay grandes pasillos, todo el mundo está encerrado en su despacho… Antes, para cualquier producción, tú te las arreglabas, hacías bricolaje y sacabas el proyecto. Ahora tienes que tener más medios porque hay unas exigencias –seguridad, bomberos…- que antes no había. Todo se ha vuelto más institucional porque quienes han puesto el dinero han querido que sea así.
 
¿Qué más ha cambiado en los últimos tiempos?
M. Q.: Al principio había una prioridad por la creación teatral. Después se dirigió más hacia el arte contemporáneo pero seguía siendo un espacio de trabajo, de producción cultural, no un lugar no para el público. Y cuando lo miras ahora, veinte años después, ves que esencialmente se ha convertido en salas de espectáculos. No es la misma filosofía, y esto es sólo el comienzo de un nuevo camino.
 
P. B.: Yo no encuentro molesto abrirse a la gente. Al contrario, creo que es lo mínimo que debe hacer un lugar que recibe dinero público. Pero lo que ha cambiado es la manera de gestionar el sitio. Como ahora está más organizada, La Friche se ha convertido en un organismo cultural más clásico, con puestos de poder y que debe mostrar a la ciudad que es profesional.
 
¿Podría decirse que La Friche se ha vuelto más comercial?
M. Q.: Creo que es mucho más profundo que eso. Es más bien que hasta hace poco La Friche era un lugar particular que no se podía reproducir en otro sitio y ahora corremos el riesgo de perder los lazos personales y las sinergias que teníamos quienes trabajábamos aquí y que eran los que hacían el proyecto especial.
 
¿La cooperativa que gestiona La Friche no puede poner solución a esto?
M. Q.: Hay una cierta desconfianza de los residentes respecto la manera en que esta sociedad funciona. Las cosas evolucionan de forma no siempre muy clara ni muy democrática… Los residentes de base no tenemos información de cómo se toman las decisiones y aquéllos de entre nosotros que forman parte de ese grupo –también están representadas las instituciones públicas y otros socios culturales- están un poco inquietos por cómo funciona todo. Hay una especie de fatalismo entre nosotros. Por eso, es posible que creemos una asociación de residentes para tener más fuerza, porque como estamos todos separados en nuestros despachos… Pero no podemos decir que haya una implicación enorme entre nosotros al respecto… Creo que estamos todos un poco en modo de observación y que es el año que viene cuando toda la nueva realidad va a empezar a cambiar de verdad.
 
P. B.: Ahora está todo focalizado en MP2013 pero lo importante es saber qué va a pasar en 2014. Han hecho las obras para este año diciendo que el modo de gestión va a cambiar, que van a haber nuevas convenciones, pero por el momento esperamos al final de 2013.
 
La Friche está en transición…
M. Q.: …y su futuro depende de a qué tipo de residencias se dediquen los próximos presupuestos: la clave es qué se va a hacer con el dinero. Aquí había un proyecto urbanístico desde el comienzo que está ligado a otros planes que ya se están llevando a cabo en la ciudad. Y no hay que olvidar que dentro de poco hay elecciones municipales. La evolución lógica apunta a que La Friche se convierta en un territorio de planificación urbana con comercios y oficinas en su interior…
 
¿No son tampoco los artistas locales los que ganan en La Friche con MP2013?
P. B.: Con MP2013 es lo inmobiliario lo que ha ganado aquí. La ciudad ha ganado un nuevo equipamiento cultural y las instituciones han metido mucho dinero para renovar el espacio pero no creo que el próximo año vayan a dar más dinero para la programación. Me da la impresión de que los políticos han pensado aquí sólo en un bonito pastel acabado, pero esto luego hay que rellenarlo y hacer que continúe. La cuestión va a ser cómo encontrar el dinero después. ¿Van a hacer oficinas e intentar alquilar los espacios? ¿Va a haber empresas privadas que hagan de mecenas?
 
M.Q.: Aquí se ha invertido mucho dinero y estaría bien saber por qué. Porque me extrañaría que fuera por los artistas. El nuevo camino para La Friche ya ha comenzado y todo lo que podemos hacer ahora es ver cómo trabajamos con esto.
 
P. B.: Y la situación es como mínimo rara, porque es un espacio que pertenece a la ciudad y tiene un 80% de su estructura subvencionada. ¿Cómo puedes estar en conflicto con la gente que te da dinero para comer todos los días?
 
¿Os sentís en el principio del fin?
P. B.: Te lo digo dentro de un año.
 

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Luces y sombras de una Capital Cultural Europea

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