Ayer tuve posesión del mando a distancia así que pude ver una película completa. Y dejé a un lado a los sociólogos que hablan de la ansiedad que proporciona el cambio constante del interruptor televisivo. Me quedé en Cuatro. Para preparar esta fiesta solitaria leí a Merikaetxebarria, que siempre me resulta refrescante. Será que cuando me asomo a sus presentaciones televisivas voy a poder elegir. Y así empieza este juego de la libertad.
De eso hablaba la película. Una historia basada en un relato de Stephen King. Una cinta de título poco estimulante para los tiempos que corren. ‘Cadena perpetua’. Es más para ‘La Clave’ de Balbín. Y narraba la vida de unos reclusos. Vimos la opción límite, sorprendente y emocionante de uno de ellos. Y el vértigo por la libertad recuperada de otro.
Hay que fastidiarse. Uno puede querer volver al trullo.
Me lo tomé como una metáfora de la propia vida.