Yo iba a hacerme unas gafas y pasé por el KM. Ya es una tradición, no puedo evitarlo. Subo al último balconcillo del último piso y allá por la sección 10 busco a K. Y elijo sus ‘Diarios’. Son dos tomos. Me he llevado uno. Y a ver qué pasa. Por cierto, el KM parece Beaubourg. La clientela es multicultural.
Algo parecido a lo que dice K en sus libros decía Eric Rohmer en sus películas. Era un moderno.