Ay, chica. El otro día que tenía el mando a distancia decidí quedarme en 4, en la entrevista que le hacía Iñaki Gabilondo a  Rubalcaba. Lo del ministro de Interior me rondaba porque suele encabezar las listas de los políticos favoritos de las parlamentarias. A ver, a ver, me dije. Y oye, si no fuera por el cargo, le veo haciendo bolos televisivos con el inseparable tándem Anasagasti-Rabanera, que lleva inoculado el ‘fair play’ de la política, tantas horas de hemociclo. Rubalcaba hasta habló con elegancia de Mayor Oreja y su forma trasnochada de entender la cosa pública. Al ministro le pidieron calificar la condena a dos años de cárcel a ese cura refugiado en Chile, inmune al daño a los bebés y a los niños.  ‘Indulgencia’, fue su titular. ‘Muy bien’, me dije.

Ya se está viendo de qué sirve la indulgencia en los casos de abusos contra los niños. En que llevan toda una vida ocultos. Gracias a los valientes que denuncian, empiezan a salir a la luz. Muy indulgentes han sido algunos.

En El País de hoy hay una foto que me gusta especialmente. Es de la actriz Sandra Bullock llevando al colegio a los hijos de su marido “a los que quiere y protege como suyos”, dice el texto. Eso sí que es ‘fair play’.