-Una chica tan formalita como tú y leyendo esos libracos.
Aún recuerdo el comentario de Begoña del Teso al pasar junto a mi mesa de redacción y verme haciendo abdominales con el tocho ‘El mundo según Monsanto’, de la francesa Marie-Monique Robin (Editorial Península).
Todo empezó con una entrevista de Víctor Amela en ‘La Vanguardia’ -son peligrosas, crean adicción-. Yo le había leído a la francesa por qué se había interesado por los productos transgénicos. Su padre era agricultor y sufrió por estos nuevos latifundios antimosquito de nuestro tiempo. Era tan negro el panorama que describía la chica que Amela estaba a punto de contravenir uno de los principios del mejor periodismo.
-Pero la biotecnología creará empleo -acertó a decir, apabullado por los datos del pasado oscuro de la multinacional-.
No llegué a escribir mi reportaje sobre los transgénicos pero ayer Monsanto y sus defensores saltaron a la actualidad en una de las nuevas entregas de El País y Wikileaks.
Parece de chiste. El lobby ‘trans’ ha buscado la bendición del Vaticano. Menos mal que de esto los de Roma ni saben ni contestan.