Hace un año fui con mi block de notas al KM a entrevistar a padres de niños con cáncer. Así que lo del otro día era un capítulo más de un libro que ya había empezado a leer.
Salón de actos de Txara 1.
Reparé en una niña de mirada tranquila. Acudí al imán midiendo mis palabras. Los cuidados eran innecesarios.
-A los 3 años tuve cáncer. Tengo 13 y estoy curada. Vengo a apoyar a otros niños. Lo bueno de la enfermedad es que se fue.
Ya en mi asiento, escuchaba el trajín de los pañuelos de papel cuando mi entrevistada salió a leer el escrito de la asociación.
-Pedimos espacios propios para los adolescentes con cáncer. No son niños ni son adultos. Requieren su lugar en el hospital.
Había escuchado esas mismas palabras hacía un año. ¿Es caro lo que piden? ¿No es más bien una cuestión de voluntad?