La compañera Begoña del Teso había hablado en ‘Keridos monstruos’ del poderío del escote de Penélope Cruz en la gala de los Oscars. La mujer en su esplendor de madre y sin complejos. Así que me pongo a ello. A ver si le encuentro la medida. Se me ocurre que un escote necesita su oportunidad. Si abusas pierde su gracia. Si das con el momento oportuno es otra cosa. Pero hay que saber llevar un escote y aceptar su poderío, aunque hay grados, claro.
Me da a mí que ellos están bien entrenados: a pocos se les escapará una mirada furtiva aunque la revolución esté a menos de medio metro. En cambio las chicas están más desprevenidas. Miren la foto de Loren y Mansfield. Y un escote siempre sorprende. Dice internet que mirar un escote alarga la vida. ¿Tienen ustedes su teoría?