A la limpiadora negra del Bronx natural de Guinea y madre soltera de una hija adolescente le ha tocado la loto. Se ha cruzado en su camino el presidente del FMI, Dominique Strauss-Kahn. Y encima, desnudo. Lo digo porque hemos empezado a conocer atisbos de la pelea mediática y judicial en que promete convertirse el caso.
Los actores están saliendo a escena. Está el abogado de las ‘celebrities’, el mago de los casos difíciles, que defenderá al acusado. Hemos visto casos recientes de reputados abogados que han centrado su defensa en anular la fuerza de una prueba. Y lo han conseguido.
Y estamos los periodistas. En este caso, ‘Le Figaro’. Titula el rotativo que la empleada de limpieza sabía que el inquilino de la habitación era una personalidad ‘importante’. ¿Cómo? La dirección del establecimiento había colocado una foto suya en el cuarto donde los trabajadores se cambiaban de ropa.
¡Ah! Esto lo cambia todo. La dirección del hotel cometió un fatal error. El aviso tenía que haber sido más certero.