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Carolina Isasi

Mirando a la bahía

MUJERES FUERTES.

Si espero a sentirme una mujer fuerte para escribir este post, llegaría 2015 y estaría sin escribirlo. Me duele la espalda, tengo tos, afonía, empiezo a vivir rodeada de bolsas y cajas porque me mudo y Enero se me ha hecho eterno. Cualquier mujer entenderá el batiburrillo mental que acabo de describir y cualquier hombre me dirá:

¿No te has tomado un ibuprofeno? ¿Pero la mudanza no te la hacen unos señores muy amables? ¿Pero qué te pasa? ¡Ni yo misma lo sé! Todo ha empezado por el título del post que iba dedicado a las mujeres fuertes y tal  y como ando últimamente, he pensado que no estaba muy capacitada para hablar de ellas ¿o sí?

Para mí, mujeres fuertes son las que sobreviven en el horror de Siria, las que montan un negocio en plena crisis pese a todos los pronósticos en contra, las que se levantan cada mañana y sacan la motivación de donde no la encuentran y se asoman al frío de la cocina con el único deseo de que sus hijos duerman un rato más y salga de una vez el café de la cafetera para templar sus miedos y sus angustias.

Una mujer fuerte es Isabel Allende, que perdió a su hija Paula pero no perdió la empatía, ni la voluntad para comenzar cada 8 de Enero una nueva novela. Me reencuentro con ella en Casamerica, ese céntrico edificio, pegado a Cibeles en el que todavía nos reunimos los periodistas culturales, ahora que hasta Planeta se ha mudado a las afueras. Isabel está respondiendo pacientemente y con una sonrisa a una televisión. Termina, firma el libro a la periodista, se despide de ella y se escapa unos segundos para ir a retocarse. Es la misma mujer coqueta que conocí hará ya 15 años en su casa de Sausalito y en cuanto puedo, me acerco a ella para saludarle. Me da dos besos de los de verdad y un buen abrazo, recuerda mi estancia y me pregunta por lo más importante: La salud, el trabajo y la familia. Ella se ha actualizado, ha cambiado su tipo de historias pero no su manera de contarlas: con humor, buena psicología y en este caso misterio. Tal vez hayan influido sus años al lado de su marido William Gordon, un hombre que confiesa abiertamente que ha conocido el infierno. Isabel lo menciona a menudo, a veces con humor y siempre con cariño. No hay mas que leer la dedicatoria que ha escrito en su nueva novela, El juego de Ripper (Plaza&Janés): “Para William C.Gordon, mi socio en el amor y el crimen.”

William es también escritor y es autor de novela policiaca. Isabel, se ha impregnado en esta ocasión, del género, gracias a William y a una de sus nietas. Allende es especialista en buenos arranques y comienza así de tentadora su historia:

“Mi madre todavía está viva, pero la matarán el Viernes Santo a medianoche, le advirtió Amanda Martín al inspector jefe y éste no lo puso en duda. “

Se me escapan los minutos hablando de mujeres fuertes y las cajas  de mi mudanza me esperan por el pasillo, entreabiertas. Estoy aprendiendo poco a poco a no aferrarme a lo material, ya sin dolor me estoy desprendiendo cada día de muebles, sillas, libros, pañuelos y bufandas… Cosas que creía que me calentaban el alma y que tan solo eran eso: cosas, objetos que cumplieron una función. Me quedo con los imprescindibles, sobre todo fotos: una de mi abuelo María Jesús que me regaló mi hermana Elena, otra de mis padres en Mallorca, la de las cuatro hermanas juntas y sonrientes, otra de mi hija Sofía merendando un plátano, Carlota en la playa y esa de mi cumpleaños en Tánger. Guardo aunque no fumo, un cenicero del hotel Minzah y otro de un hotel en París donde viví una gran historia de amor. Me llevo al apartamento de alquiler donde viviré unos meses, mi cadena de música pese a todos los i pods del mundo, con los CD que me ha ido regalando un gran amante de la música aunque su mejor regalo es poder contar con él. Me acompañarán el Boss, Paolo Conte, Paul McCartney, Norah Jones, Lenny Kravitz,… Me llevo el cuadro de mi hermana Sofía, ese que fue a buscar al Resaca de San Sebastián porque se había aburrido de escucharme cuánto me gustaba y así, poco a poco pasaré por un apartamento de tránsito, camino hacia la casa que reformo con la ayuda de mi hermana Irene, otra mujer fuerte como lo son las tres amigas que tengo como hermanas.

Y para no cansar, en el próximo post hablaré de otra mujer fuerte e interesante, de espíritu joven y enemiga de la rutina, la escritora francesa Danielle Thiéry, autora de Clavos en el corazón (La esfera de los libros) Pero eso da para otro post.

Temas

El mar desde la distancia. Escritores, viajes y mucho más.

Sobre el autor

Estudié en el ya desaparecido colegio francés de San Sebastián y me fui a vivir un año a Dublín y otro a Oxford. Tenía claro que quería ser periodista. Devoraba libros y me gustaba escuchar historias. Vine a Madrid a estudiar periodismo y mis primeras prácticas fueron en radio Voz. Logré convencerles para que me dejaran hacer una agenda cultural diaria. De ahí me viene mi pasión por las exposiciones, conciertos y cualquier tipo de ocio que despierte mis sentidos. Sin darme cuenta me ví entrevistando en diversos medios, casi a diario, a escritores y he tenido la suerte de haber conocido a muchos de los que ya admiraba: Ian Mc Ewan, Martin Amis, Salman Rusdhie, Paul Auster, John Banville, Rosa Montero, Almudena Grandes, Juan José Millás… y considerarme amiga de muchos de ellos: Paula Izquierdo, Nativel preciado, Juan Cruz, Soledad Puértolas, Alicia Jiménez Bartlett, Ángela Becerra … y descubrir a otros tantos. Lo peligroso de las listas es que siempre te dejas a alguien querido. Para eso estará este blog, una memoria semanal para cuando lleguen los malos momentos siempre me queden los buenos recuerdos ¡Y esa bahía que tanto añoro!


enero 2014
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