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Edgar Indurria Jiménez

Nutrición y cocina saludable

Cuestión de calidad y no de cantidad.

Llevamos años contando calorías y pensando que la clave para conseguir mantener un peso “óptimo” es controlar la cantidad de energía que entra en el organismo. Si eras una mujer de 30 años que hace ejercicio moderado una hora al día, necesitas 2000 calorías para cubrir tus necesidades energéticas y no tenías que preocuparte por nada más. Si esas necesidades energéticas las cubrías con alimentos ultraprocesados o en cambio elegías sin procesar esto no importaba, lo importante era no sobrepasar “tu límite”. A día de hoy está más que claro que es mucho más decisivo el tipo de calorías que escoges que la cantidad de las mismas. Sin pasar al extremo de: “como las nueces son buenas me voy a comer dos kilos diarios”, si que es conveniente que te olvides por un momento del número de calorías y pienses más en de dónde vienen toda esa energía.

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El marketing alimentario se ha colgado muchas medallas al sacar alimentos con 99 calorías o con un 30% menos de calorías. Es una técnica muy utilizada como reclamo ya que las calorías han sido durante muchos años el gran enemigo de muchas personas. Productos muy poco interesantes desde una perspectiva nutricional son adornados con etiquetas de bajo en grasa o bajo en calorías de la mano de un famoso de turno que nos confirma lo buenísimo que es para ti y como no vas a la tienda y caes.

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Y como hay que reducir calorías, ¿cuál es la mejor herramienta? Eliminar grasa, y así matamos dos pájaros de un tiro. Las grasas han estado demonizadas durante muchos años por su elevado aporte calórico y su relación con enfermedades cardiovasculares. De esta premisa se sirvió la industria para sacar sus productos light bajos en grasas y con un x% menos de calorías. Pero, ¿qué sucedía?, esos alimentos sabían fatal ¿Solución? AZÚCAR!! Añadimos un buen puñado de azúcar y todo sabe mucho mejor, como encima estamos reduciendo la cantidad de calorías todos ganamos.

Pues bien a día de hoy, y con los avances que contamos en nutrición se sabe que ni las calorías son tan importantes, que la grasa no es el demonio y que un consumo excesivo de azúcar se asocia entre otras muchas enfermedades con obesidad, problemas cardiovasculares, caries, o diabetes tipo II. Puedes ver otros artículos anteriores relacionados aquí:

 

 

Quiero matizar la afirmación de que las calorías no son TAN importantes. Con ese TAN quiero decir que no debes obsesionarte e ir ha hacer la comida con la calculadora pesando los 64,5g de arroz que te quedan para completar tu plato. Pero sí saber que dependiendo de cada persona, su edad , su estado de salud y su nivel de actividad física, tendrá unas necesidades calóricas concretas, necesidades que cubrirá si aprende algo tan sencillo y complicado a la vez como escucharse a si mismo. Come cuando tengas hambre. ¿Por qué, cinco comidas al día y no dos, o siete?

 

Si aprendes a a escuchar al cuerpo, a darle lo que necesita dependiendo de sus características únicas, a elegir alimentos frescos sin procesar y cómo no, pasando un buen rato cocinando el resultado va a ser siempre el mismo: SALUD. ¿Te apuntas?

 

Hasta la semana que viene!

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Un espacio donde aprenderás las claves de la alimentación sana y cómo ponerla en práctica, con recetas que unen salud y sabor

Sobre el autor

Desde que tengo memoria como. Y no he dejado de hacerlo hasta hoy. Cuando estudié nutrición en la Universidad Autónoma de Madrid empecé a entender que había maneras de alimentarse que contribuían a mi salud. Me di cuenta de lo importante que es hacer llegar a la gente algo tan fundamental como aprender a elegir los alimentos y a esto es a lo que me dedico a día de hoy.


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