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Itziar González de Arriba

Nutrición y salud

EL PORQUÉ DE TANTAS ALERGIAS

INCREMENTO DEL PERFIL Th2: IMPORTANCIA DE LA FLORA INTESTINAL

 

Las poblaciones occidentales experimentaron durante los 2 últimos siglos evoluciones sin precedentes de su modo de vida en general, y de su alimentación en particular, siendo las repercusiones sobre el intestino muy importantes.

 

En el intestino se encuentra una flora beneficiosa o saprofita, compuesta por alrededor de 100 billones de bacterias, que desde el parto hasta la edad adulta, juegan papeles fisiológicos importantes en la digestión, el mantenimiento de la inmunidad y el control de los desórdenes inflamatorios. Cuando esta flora no es óptima se entra en un proceso llamado disbiosis intestinal, que puede ser más o menos grave, y repercutir de forma más o menos importante en la salud de la persona. Aparte de molestias digestivas, el desequilibrio de esta flora debilita el sistema inmunitario y favorece la explosión de las llamadas enfermedades de la civilización: intolerancias, alergias, enfermedades inflamatorias crónicas, etc.

 

Las investigaciones sobre los probióticos, bacterias pertenecientes a la flora saprofita, que modulan la flora intestinal y estimulan el sistema inmunitario, demuestran hoy en día con certeza sus efectos positivos, cepas y dosis dependientes, sobre la salud del recién nacido y del adulto:

 

El recién nacido, estéril dentro del útero entra, en el momento del parto, en contacto con un universo bacteriano rico con el cual se coloniza: flora vaginal y fecal de la madre, y flora del entorno en el momento del parto. Esta primera colonización se va completando con nuevas bacterias que provienen de la alimentación, del entorno de vida, del contacto con personas cercanas, etc. Se considera que la flora es estable entre los 2 y 4 años.

 

Modo general de implantación: Para los bebés nacidos después de 9 meses de gestación, la colonización se hace en un orden establecido, independiente de la alimentación. Se suceden varios microorganismos: aerobio–anaerobio en primer lugar, que permitirán al tercer día, la implantación de anaerobios estrictos, entre ellos Bifidobacterias y Lactobacillus, asi como Bacteroides y Clostridios en una medida menor.

 

Numerosos factores influyen en la composición de la flora y su velocidad de implantación:

 

El parto

 

En los niños nacidos por cesárea, la flora anaerobia (particularmente Bifidobacterium y Bacteroides) se implanta más tarde. Este retraso seguirá siendo significativo durante 1 a 6 meses.

 

Parto prematuro

 

Se nota en estos casos un retraso importante en la colonización de la flora protectora (las Bifidobacterias en particular) relacionado con una estancia más o menos larga en un entorno aséptico así como una antibioterapia profiláctica debida a una mayor permeabilidad intestinal de estos bebés.

 

Así, tanto un parto prematuro como un parto por cesárea, representan los primeros riesgos de disbiosis intestinal.

 

El modo de alimentación

 

Al final del primer mes, existen diferencias netas en la composición de la flora según la alimentación. La leche materna contiene oligosacáridos bifidógenos que favorecen la colonización dominante por el genero Bifidobacterium, entre ellas las especies breve, infantis y longum, en el recién nacido amamantado. La leche maternizada contribuye a la implantación de una mayor diversidad bacteriana pero menos protectora.

 

La ausencia de lactancia representa por lo tanto un segundo riesgo de disbiosis.

 

La antibioterapia

 

Administrada al niño o a su madre “per partum”, favorece un retraso y una reducción de la colonización por las Bifidobacterias. La antibioterapia representa un tercer riesgo de disbiosis.

 

Las vacunas precoces

 

Una relación entre la presencia de asma y una vacunación precoz (1 a 2 meses) ha sido demostrada. En algunas circunstancias, la vacunación podría tener una incidencia en la flora intestinal y la orientación del sistema inmunitario hacia una vía proinflamatoria y prealergia o Th2.

 

Consecuencias de las disbiosis: Estas modificaciones de la flora tienen repercusiones sobre las funciones fisiológicas de efecto barrera y desarrollo del sistema inmunitario que se llevan a cabo en el intestino.

 

Efecto barrera

 

  • Los niños prematuros con flora      protectora retrasada, pueden ser colonizados de manera precoz en una      medida importante por el Clostridium, implicado en la entero-colitis      ulcero- necrosante del bebé (ECUN).
  • Un niño amamantado durante      mas de 4 meses presenta menos riesgos de infecciones (diarreas agudas –      70%, otitis – 30%, infecciones respiratorias severas – 12%).

 

Alergia

 

La flora intestinal es un estímulo importante para la maduración del sistema inmunitario: activación de linfocitos T, estimulación de los Th para establecer el equilibrio Th1 / Th2 (el recién nacido tiene un perfil Th2 proinflamatorio), protección respecto a patógenos y desarrollo de la tolerancia oral. Ahora bien, las alergias en su forma atópica (eccema, rinitis alérgica, asma) son enfermedades en plena expansión en los países desarrollados.

 

La teoría higienista cuestiona la asepsia general (en el momento del parto, en la vida diaria, antibioterapia…), causa de disbiosis y de mala o incompleta orientación del sistema inmunitario. Así la polarización Th2 debe disminuir gradualmente durante los 2 primeros años de la vida y ocurre a la inversa, en los niños alérgicos, ya que en ellos, aumenta. La flora que coloniza al niño en las primeras semanas de vida tiene una enorme importancia en esta polarización. Modificada en cuanto a su composición por nuevas prácticas higienistas, podría ser responsable de una flora de barrera menos eficaz así como de una mala estimulación del sistema inmunitario.

 

Teoría higienista y “Marcha alérgica”.

 

¿Qué relación existe entre el progreso económico y social de nuestra sociedad y el aumento de las patologías alérgicas? En los últimos 40 años la prevalencia de estas enfermedades –ya sea asma, rinitis, rinoconjuntivitis, dermatitis atópica o alergias alimentarias– se ha duplicado o, incluso, triplicado en los países más desarrollados; y en la actualidad, el 25% de los niños españoles tiene o ha tenido síntomas alérgicos. ¿Y cuáles son las razones de esta situación que, según los estudios científicos, no se da en los países del Tercer Mundo? Los especialistas coinciden en que el desarrollo de la alergia es el resultado de dos tipos de factores, los genéticos y los ambientales; si un niño tiene una carga genética elevada, ese pequeño paciente está predispuesto a padecer algún tipo de alergia. Sin embargo, los expertos también aclaran que la herencia no puede ser el principal factor del aumento de estas patologías, debido a la rapidez con la que se ha producido ese cambio epidemiológico y al hecho de que sólo se haya dado en las sociedades occidentales.

 

Por eso, las causas deben buscarse en otros condicionantes propios de estos países. Y entre los más mencionados, destacan la contaminación, el exceso de higiene en nuestro ambiente, el tabaquismo o el procesamiento industrial de los alimentos.

 

Respecto a la polución ambiental, está demostrado que los niños que viven en zonas urbanas, con industrias y coches, tienen más alergias que los viven en zonas rurales, incluso en aquellas con una alta concentración de polen. Y ¿a qué es debido? Aquí entra en juego la llamada “teoría diésel”, que afirma que las partículas procedentes de vehículos que usan este tipo de combustible son capaces de captar determinados alergenos y facilitar su introducción a las vías respiratorias. Y no sólo eso: estas partículas son nocivas para algunas plantas, que se defienden produciendo unas proteínas que son más alergénicas. En todo el mundo, se han hecho estudios que prueban esta hipótesis. Por ejemplo, uno realizado en Japón demostró que el polen del cedro que está situado al lado de las autopistas es mucho más alergénico que el del cedro que vive en los bosques, alejado del humo de los coches.

 

¿Y que dice la teoría higienista? Pero si hay un factor ambiental que ha sido estudiado como una de las principales causas de la alergia es el exceso de higiene. Y es que debido a la ausencia de parásitos en nuestra sociedad y a la reducción de infecciones en la edad infantil, como consecuencia de un exceso de higiene, la parte del sistema inmune responsable de defender al organismo de infecciones parasitarias, Th1, “se queda sin trabajo”, no se activa, y sigue activado el Th2: el sistema inmune se dedica a defender al organismo contra sustancias que no son patógenas, como los alimentos, el polen…

 

Los bebés nacen en ambientes estériles, se les vacuna antes de dejar la maternidad, se esterilizan todos sus biberones y chupetes, se les administra antibióticos desde que son muy pequeños… En definitiva, se evita su contacto con estímulos microbianos, lo que en muchos aspectos es positivo porque previene infecciones que pudieran ser peligrosas, pero que en otros aspectos es negativo, porque el sistema inmune no se desarrolla como debiera.

 

Pero como recuerdan los expertos, ni esta teoría explica todos los casos de alergia ni es beneficioso volver a esa forma de vida “natural”. No olvidemos que la limpieza y la esterilización de los utensilios usados con los niños, la potabilización del agua, las vacunas y los antibióticos han salvado muchas vidas.

 

Temas

Comer bien para vivir sano

Sobre el autor

Itziar González de Arriba es irundarra, fisioterapeuta (Universidad de Salamanca), postgrado de Osteopatía (Universidad de Alcalá de Henares), Máster en Nutrición y Salud (Universidad Oberta de Catalunya), postgrado Terapia Regenerativa (Universidad de Lisboa y San Pablo-CEU), candidata a Máster en Nutrigenómica (Universidad de las Islas Baleares). Además de su labor en consulta integrando alimentación y terapia manual, es profesora en diferentes universidades españolas y colegios de fisioterapeutas de varios cursos dirigidos a entender la relación paralela entre la nutrición y el desarrollo de diversas patologías o diferentes sintomatologías, enfocadas fundamentalmente a trastornos osteomusculares.


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