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Puerta atrás

La leyenda del equipo que olvidó su nombre

Cuando algo malo sucede, puedes dejar que ello te defina, que te destruya o en cambio puedes hacer que te vuelva más fuerte.

 

Érase un equipo de baloncesto que sabía muy bien lo que quería. Un club serio, cargado de ilusión, dispuesto a crecer a su ritmo, sin gastarse el dinero que no tiene y consolidándose en la élite a base de hacer las cosas bien, trabajando muy duro y aprendiendo de sus errores. Llegó a la ACB y a la primera de cambio pagó su inexperiencia. Logró volver más fuerte, encontró la solidez y al mismo tiempo, la mediocridad. Y cuando la llama comenzaba a apagarse, un giro del destino propició la temporada de nuestros sueños, aquello con lo que siempre habíamos soñado, no sólo por el quinto puesto, sino mucho más por la identidad adquirida y la ilusión desbordada. Sin duda el cómo fue mucho más determinante que el qué. Desde entonces, el Lagun Aro GBC fue, por así decirlo, víctima de su éxito. Sus jugadores estrella encontraron destinos económicamente más interesantes (ni uno de ellos para triunfar, dicho sea de paso), se desmanteló así un equipo inolvidable para la afición guipuzcoana y se vivió un ‘expediente x’ en torno a la renovación del entrenador que había revolucionado el destino del Gipuzkoa Basket. A la vez, el grifo del dinero público limitó su flujo, llegando el anuncio de su bajada de caudal trágicamente a destiempo -casi en el mes de agosto-, enviando directa al sumidero la primera participación europea del baloncesto guipuzcoano desde los años 70, además de toda la planificación deportiva realizada durante los meses anteriores. Alerta roja y prisas por doquier. Plantilla de circunstancias en todos sentidos, equipo incompleto y lleno de carencias. Una de ellas, quizá la más importante, se convirtió en una rémora no resuelta hasta el comienzo de la segunda vuelta: el escolta anotador, el to go guy, la vía abierta más importante en un equipo que hacía aguas por todas partes. Y que el club, con sus escasos recursos, trató de taponar de todas las maneras dentro de sus limitadas posibilidades. Hasta 16 jugadores han tenido contrato con el GBC esta temporada. Salgado, Neto, Doblas, Ibekwe, Woods, Rubio, Olaizola, Motos, Paunic, Finley y Papamakarios, además de la espalda rota de Lofton, la falta de palabra de Luther Head, el insomnio de Taylor, la horchata de Kuksiks y un ex jugador llamado Korolev. Y el resultado conseguido por este equipo ha sido el descenso.

Es un hecho. El Lagun Aro GBC ha descendido de categoría. Es cierto que la coyuntura actual del baloncesto de élite en España puede premiar la seriedad y el rigor de un club como Gipuzkoa Basket con la permanencia en ACB. Es un pensamiento edificante, advertir que el buen hacer del GBC pueda tener esa recompensa; sin embargo, sin lo deportivo nada tiene sentido yen  ese aspecto, el equipo ha fracasado. Pero, ¿Es la temporada un absoluto, rotundo e indiscutible fracaso? A primera vista, lo parece. Pero vamos a intentar analizar un poco más en profundidad y ver dónde nos lleva. En este caso, el descenso -el qué- desgraciadamente tiene más peso que el cómo. Pero el cómo importa y mucho, dice quiénes somos como equipo y como club.

Creo que la primera asignatura pendiente para el GBC tiene que ver con el verano, nos estamos acostumbrando a periodos estivales convulsos, llenos de episodios extraños, sobresaltos y diría incluso que con su parte de oscurantismo (primera acepción en la RAE). Quieras que no, es algo que afecta decisivamente al desarrollo de la temporada. Hace dos años quedó en anecdótico mal arranque de campaña, que la catarsis posterior hizo olvidar, pero fuimos tarde y lo pagamos, Ajinka, Adeleke y Ogide aparte. Luego todo salió bien. Mejor que bien. Pero esta temporada no, esta temporada nos ha costado, a la postre, un descenso. Esta vez, todo se fue torciendo y llegamos con graves déficits sin los que es imposible explicar lo sucedido después. Una de las claves para que esto no vuelva a suceder es hacer los deberes en verano, me parece que es algo que todos tenemos que aprender, porque por un lado, el verano se presenta incluso más complicado que los anteriores y otro factor a tener en cuenta es que si Sito Alonso sigue siendo el entrenador, su estilo de juego y las reglas inherentes a éste, requieren un trabajo previo importante si queremos llegar preparados al inicio de temporada.

Desembocando de un verano lleno de problemas, nos encontramos con una primera vuelta tétrica, terrorífica, desoladora. En la balanza que ha decantado el destino deportivo del equipo a la LEB, lo sucedido en la primera mitad de la temporada sin duda es lo que más pesa. Tres victorias y lo que es peor, la desaparición absoluta de los valores, la filosofía y el espíritu que definen a este equipo y este club. Los propios pesos pesados del vestuario lo reconocían públicamente, Doblas y Salgado lo decían de una manera muy gráfica. “El equipo no hace lo que Sito nos pide que hagamos”. El GBC era incapaz de sobreponerse a los problemas, incapaz de reaccionar, ni de lejos luchaba hasta su último aliento. Ni rastro de su alma, el equipo olvidó su nombre. Irreconocible, no quedaba nada de lo hace no tanto nos había sacado de la vulgaridad para convertirnos en un equipo diferente, especial. Fue entonces cuando empezó a cimentarse el descenso.

Y después llegó la reacción,  el golpe sobre la mesa. El equipo se reveló contra lo que estaba pasando y llegó a cambiar su condición de colista por el abandono de los puestos de descenso. Pero la realidad es que sucedió tarde, el agua estaba al cuello y el peso de la presión pudo más que el empuje del equipo. Pero lo realizado, para mí, no fue en vano. Ser capaz de recuperar tu identidad, retomar la ilusión, transmitirla, creer de nuevo y hacer creer no me parece en absoluto baladí. Es una inversión muy importante. Sobre todo para una afición que esta temporada ha dado una exhibición asombrosa. Esto es algo espectacular. La afición del GBC, esos cinco o seis mil que son realmente incondicionales, han dado una lección de perseverancia, de orgullo, de optimismo… de carácter. Ellos han tirado del equipo cuando los jugadores no podían. Es lo único donde no se puede poner ni una sola pega a la temporada. La grada ha sido un diez. Habrá quien opine que debería haber sido más crítica con el equipo, pero yo veo que lo ha sido, dónde y cuándo debía serlo. Durante los cuarenta minutos que dura el partido se ha dedicado a animar, después yo he escuchado, leído y visto a una afición consciente de lo que pasaba y crítica con su equipo. Como debe ser.

Por desgracia, de la constancia de la grada no ha quedado ni un ápice para el equipo. Este equipo no vale. No es que lo diga yo, son ellos los que se han encargado de demostrarlo. Aquí cuenta desde el primer partido de la temporada hasta el último, valen lo mismo y es por ello por lo que deben ser juzgados. Por el qué (ocho pírricas victorias) y el cómo. Y ahí existen dos fases totalmente diferenciadas de la temporada, pero cuyo resultado es a todas luces insuficiente. La reacción, la capacidad de levantarse cuenta, pero también debe contar lo anterior. Es un logro no haberse dejado llevar por el fracaso, pero es que ellos mismos son responsables de haber llegado a esa situación. Qyntel Woods personifica este asunto a la perfección; se ha rehabilitado como jugador, ha sido capaz de alcanzar un nivel óptimo de juego, pero no me vale. Sinceramente, ¿cuántos partidos buenos ha firmado? ¿Cinco, seis, siete? No sirve. Por mucho que su tope sea mucho más alto que el de otro, no sirve absolutamente de nada si no es capaz de ofrecerlo regularmente. Y es que veníamos de un tipo que nunca falla, Andy Panko no tendrá ni de lejos la calidad y el talento de Woods, pero es infinitamente mejor jugador de baloncesto, vamos, años luz de diferencia para mí. Por mucha condición de NBA y mucho talento y lo que quieras que tenga Qyntel, dame a Andy y dime tonto. También es cierto que no podíamos tener a Panko este año, pero de cara a la próxima temporada necesitamos extracomunitarios mucho más sólidos.

Creo que es la plantilla la que debe asumir la responsabilidad casi absoluta de lo que ha pasado. Este equipo no vale. De lo que tenemos, me quedo con Doblas, Salgado, Neto, Papamakarios y Paunic… y quizá no con todos. Hablo de la rotación principal, no incluyo a Julen y Mikel, a ellos no hay que tocarlos, que sigan creciendo. Pero son los únicos que me valen, el resto, carretera. Es curioso que David Doblas haya protagonizado la temporada más regular de su carrera, diría la mejor, pero como éste es un deporte de equipo, considero que su mejor año fue el anterior. En cualquier caso estos cinco me parecen un tesoro y quizá no podamos quedarnos a todos (partido de la base de que sigamos en la ACB). De los demás no me vale ninguno. Se puede pensar en Finley, claro, pero es que su adaptación al puesto de escolta me parece circunstancial, es un base y para jugar al dos quizá haga falta otra cosa, pero bueno, habrá que ver.

Es ahí donde yo creo que hay que tocar, porque de juego, de idea, de filosofía, de idiosincrasia, tal y como yo lo veo, no hay que cambiar absolutamente nada. A mí me gusta lo que proponen Sito Alonso y su cuerpo técnico. Me gusta su manera de entender, interpretar y aplicar el baloncesto y me gusta su carácter; creo que es una de las claves para sacarnos de la mediocridad cuando no tenemos los medios económicos para otra cosa. Desde mi punto de vista y hasta donde yo sé, han hecho todo lo que estaba en sus manos para sacar al equipo del pozo en el que estaba, han encarado la situación de la mejor manera posible y en ese “entender, interpretar y aplicar el baloncesto” ha fallado lo tercero. Aunque sea sin dinero, hay que confeccionar un equipo que se ajuste a los parámetros de este club y cómo quiere hacer las cosas.

Y en lo que al club respecta, lo mismo que digo del cuerpo técnico. No puedo pedirle más. ¿Que se gasten el dinero que no tienen para estar más arriba? No, gracias. Los responsables del club no han perdido la calma, han hecho todo lo que está en su mano para ayudar al equipo y ha mostrado su total confianza en los que estaban. Más no podían hacer. Ahora tendrán que depurar lo que no sirve para jugar aquí y acertar en lo que traigan, pero es muy fácil de decir y no tan sencillo de conseguir. Gipuzkoa Basket tiene mucho trabajo por delante desde ya. Mantener la plaza en ACB, asunto en el que por suerte su impecable comportamiento le ofrece muchas posibilidades; mantener al entrenador y los cuatro o cinco jugadores válidos de la plantilla y reforzarla de manera adecuada y a tiempo. Este verano va a ser fundamental para el futuro del Gipuzkoa Basket y me tranquiliza mucho ver cómo se ha madurado como club respecto al anterior descenso, que fue de frenopático, puro desquicie y alguno lanzando la mierda contra el ventilador.

Entonces el GBC tuvo que reinventarse; ahora no, ahora por suerte hay unas bases sentadas muy importantes en cuanto a identidad y a saber lo que se quiere y eso es mucho terreno ganado. Hay que potenciar los valores que nos llevaron al éxito y que estoy convencido que pueden devolvernos a un estado que nos llene por completo a todos. No hablo de un puesto en la tabla sino a una imagen del equipo, una imagen que cuando el GBC transmite me da igual que quede quinto o decimoquinto, pero que pasa por no dejar de luchar, por no rendirse, por la voluntad de practicar un baloncesto eficaz y a la vez, atractivo, un juego capaz de engancharnos, emocionarnos; la convicción de superar los límites que se le ponen por delante, de superarse a sí mismo. Ese GBC es posible y creo que la paciencia y buen hacer del club y el trabajo de Sito Alonso durante la temporada para recuperar su equipo, aunque no tengan el premio de la salvación, no caen en saco roto. Creo que valen de mucho y suponen si no los cimientos, el agujero donde depositarlos para volver a construir con solidez un proyecto exitoso. Es un mal momento, pero eso no significa que absolutamente todo sea un fracaso ni que haya que mandarlo absolutamente todo a paseo. Hay motivos para el optimismo, hay mucho a lo que aferrarnos y siguiendo convencidos de lo que queremos y poniendo los medios y el trabajo para lograrlo, los buenos momentos no están tan lejos. Pero empecemos desde ya, esta temporada nos ha enseñado mucho, aprendamos la lección y vamos a trabajar, vamos a crecer. Por ese camino, en ACB o LEB, me sentiré identificado con este GBC, sea donde sea, estaré a su lado y apoyándole.

 

Cuando algo malo sucede, puedes dejar que ello te defina, que te destruya o en cambio puedes hacer que te vuelva más fuerte. Tengo claro cuál es la opción que debemos tomar; que nos haga más fuertes, que nos sirva para aprender y para estar más unidos. Si es así, algo muy bueno habremos sacado de esta temporada.

 

Iker Sagasti. @sagastiker

Fotografía: ACB Photo.

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