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Puerta atrás

Un genio perdido en Gipuzkoa

“El elogio discrimina el talento. Si te debilita es que eres un necio. Si te responsabiliza, entonces estás en el buen camino”. Gorka Nuñez.

 

He escrito muy pocos artículos monográficos en este blog. Recuerdo uno sobre Jordan, otro acerca de Petrovic y la temporada pasada, Sitofilia. Y llevaba unos meses dándole vueltas a dedicarle uno a Gorka Nuñez… Hasta que la situación me ha invitado a no posponerlo más. ¿Quién es Gorka Nuñez? Para los que están dentro del mundillo del basket la respuesta es muy sencilla y va acompañada de respeto y admiración; pero para los que no le conocen, haré un pequeña presentación: Gorka Nuñez, además de tener su propia empresa relacionada con la preparación física, es el encargado del desarrollo de la condición física en la cantera del Laboral Kutxa Baskonia, también del Easo, del Zarautz y hasta el viernes 24 de mayo era el preparador físico del Ampo Ordizia, encargado del primer equipo y de la cantera. Bajo la tutela de Gorka, se desarrollaron y se desarrollan, entre muchos otros, Darío Brizuela (Estudiantes), Mikel Motos (GBC), Julen Goia (Biarritz Olimpic de rugby), Laura Arroyo (Hondarribia-Irun), Devon Van Oostrum (Laboral Kutxa) y otros nombres que no se nos deben olvidar como Daniel Barbieri (MVP del último Campeonato de España junior de baloncesto) o Ilimane Diop (perla de la cantera baskonista que con Gorka ha ganado más de 20 kilos de masa muscular en los últimos tres años). Este verano se sumará algún jugador más del Estudiantes. Todos los jugadores que entrenan con él, están deseando hacerlo; por la seriedad y el cariño con el que trabaja y, por supuesto, porque no son tontos y ven que mejoran (he visto jugadores que no saltaban ni un listín de teléfonos, hundirla sobrados después de un tiempo trabajando con Gorka).

Vamos que si yo tuviera un equipo de primer nivel en la élite, en el deporte que fuera y que además, contara con una cantera para desarrollar, haría cualquier cosa para que el encargado de la parcela de la condición física fuera responsabilidad absoluta de Gorka Nuñez.

Estamos hablando de un genio. No de un buen preparador físico, no. De un genio, un innovador, un revolucionario. Que no le vale con lo que ya está hecho y siempre está pensando, soñando en cómo mejorar, en cómo llegar un poco más lejos, en cómo provocar que los deportistas a su cargo tengan más y mejores armas para ser los mejores en lo que hacen. Hace no mucho, cambió la manera de calentar en baloncesto, logrando mejoras cuantificables y demostradas científicamente. Siempre va un paso más allá, no vale con mejorar en el entrenamiento, consigue recrear situaciones reales con las que un deportista se va a encontrar en competición para que, llegado el momento, pueda aplicarlo de la manera más efectiva posible.

Escucharle hablar significa aprender, porque no sólo es una eminencia en su campo, sino que la pasión y la ilusión que desprende se contagia… Es un inconformista, que huye de convencionalismos y del “esto vamos a hacerlo así porque se ha hecho todavía vida”. Siempre se pregunta por qué y no para de estudiar hasta que encuentra la respuesta y la aplica. Vive en una constante búsqueda de la excelencia, es un ‘loco’ de lo que hace y está loco por lo que hace; por eso mientras otros se quedan parados, estancados en lo establecido, él avanza, descubriendo el terreno virgen de lo que está por hacer. Si le has visto trabajar, le admiras. Es inevitable. Nunca le vale bien, bien es el enemigo de mejor. Sólo bien es el enemigo de mejorar.

Y otro dato que no falla, todos los jugadores que pasan por sus manos mejoran. Y no únicamente eso, le escuchan. He sido testigo de cómo un puñado de jugadores calificados como díscolos, etiquetados como problemáticos, dispersos, cuyos entrenadores renegaban de su actitud… caer en manos de Gorka y comportarse como los más aplicados, serios, esforzados, ilusionados. Y es que la actitud del líder se refleja en los individuos del grupo. Y la actitud de Gorka Nuñez no puede ser más incluyente, porque a él se le nota que disfruta con lo que hace, que le apasiona y causa ese efecto en los deportistas a su cargo. Él siente constantemente mariposas en el estómago mientras está trabajando, pero además las pone en formación de combate y se las pasa a los que tiene a su alrededor. Cuando lo ves desde la barrera, como me ha pasado tantas veces a mí, sólo puedes quedarte con la boca abierta, observar y aprender.

Pero claro, nos topamos con el problema. Los genios, los fuera de serie llamados a revolucionar, a cambiar las cosas para mejor, suelen toparse con el muro de la incomprensión. Y esto a Gorka le viene pasando toda la vida. Lo que pasa es que no se queda parado lamentándose, pelea para derribar esas barreras. Ya lo consiguió hace años con el baloncesto guipuzcoano, donde su manera de trabajar hoy en día es hábito y con fantásticos resultados, dicho sea de paso. Pero ahora el muro con el que se ha encontrado tiene que ver con todo lo que huele a antiguo y a cerrado, a mal ventilado, dentro del Ampo Ordizia. El club del Goierri hace muchas cosas bien, pero por desgracia, hay asuntos en los que vive en la edad de piedra y lo peor es que parece querer seguir ahí instalado. Dos años de Gorka Nuñez en el club, dos títulos. Y lo que es mucho más valioso, una evolución física gigantesca en la cantera, un cambio de hábitos, una nueva cultura del entrenamiento que quien no la vea es que está ciego. Pero esto se acabó. Gorka Nuñez no va a seguir allí y honestamente, no le auguro un buen futuro a un club que utiliza como pretexto y como excusa para prescindir de alguien el argumento de que es “demasiado profesional”. Cuando ese es el planteamiento, el que debería hacérselo mirar no es el objeto de la crítica (que más que crítica es un halago), sino el sujeto que la formula, ese sujeto desgraciadamente está condenado a la mediocridad perpetua.

Lo que sucede es que cuando te enteras de estas cosas la sensación de desazón, de no comprender cómo funciona este mundo, de rabia contenida, de enfado, de frustración y de más cosas que no sería elegante del todo nombrar; es inmensa y es terrible. Tenemos la suerte de contar en nuestro territorio, en Gipuzkoa, con un número uno, con un fuera de serie y hay quien no lo sabe o no lo quiere ver. Es de aquí y tiene la capacidad y la voluntad de hacer que nuestros equipos y deportistas progresen más y mejor… ¿Cómo no lo podemos aprovechar? Ya podemos espabilar, porque igual que lo vio Baskonia y lo puso a trabajar con su cantera, va a llegar un día que alguien muy grande de fuera, que se entere de su existencia y se lo lleve lejos de aquí. Esto que voy a decir lo sabemos muy pocos, personas contadas con los dedos de una mano me temo, pero hace no mucho tiempo los San Antonio Spurs de la NBA vieron a ver cómo trabaja Gorka Nuñez. Y esto no lo sabe nadie porque el propio Gorka, lejos de buscar la promoción personal y el autobombo, optó por la discreción, la humildad y que fuera su trabajo el que hablara por él. Pero ya no lo aguanto más, los San Antonio Spurs, señores, esos que van a jugar la final de la NBA esta temporada…  Ya podemos enterarnos en casa antes que los de fuera, porque Nuñez está destinado a algo muy grande y yo prefiero que eso sea con algún equipo de nuestra tierra antes que tener que admirarle desde la distancia. Como siempre, sucede ese asqueroso hábito de valorar más lo de fuera que lo de casa. Está en nuestra mano.

Una filosofía que pasa por un positivismo irrompible, por la consciencia de quién es y la falta de límites a la hora de soñar en quién se puede convertir; que pasa por no dejar nunca de creer, por aspirar siempre a más, a mejor; por la humildad que supone estar en constante aprendizaje, por ser consciente de que el que piensa que ya lo sabe todo está condenado a no avanzar; que se mueve por retos, por objetivos que superar a diario; que se sustenta en no poner excusas, en la voluntad de escuchar más, de exigirse más a sí mismo para provocar que lo de su alrededor hagan lo mismo… Que cree en sí mismo, dueño de su destino, en sus decisiones, en su esfuerzo, en su futuro; que quiere observar más y hablar menos, sonreír más, compartir y sumar. Con los pies en el suelo, trabajador, sencillo, optimista, metódico y por encima de todo; valiente, paciente, decidido y soñador; ese es Gorka Nuñez.

 

Gorka es una de las personas de las que más he aprendido en mi vida y a las que más admiro. Sé que su destino es triunfar, ya lo está haciendo, y sólo deseo que lo haga en casa y no se lo lleven, porque él es una de las razones por las que creo firmemente que el deporte guipuzcoano está capacitado para aspirar a la excelencia. Gorka es un genio perdido en Gipuzkoa, por favor que Gipuzkoa no pierda un genio.

 

Iker Sagasti. @sagastiker

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