Acabo de ver “88 minutos”, un supuesto thriller, lleno de trampas e inconsistencias, situaciones absurdas e interpretaciones mediocres combinadas con una puesta en escena torpe, un montaje pretencioso y una banda sonora fallida. Una de esas pelis que dejan huella (en negativo). Y mientras la estaba viendo me preguntaba qué habría visto Al Pacino en este proyecto para engancharse a él. Aunque no es nada nuevo.

Hubo un tiempo, en los años 70, en el que Al Pacino era casi sinónimo de cine calidad: “El Padrino I y II”, “Serpico”, “Tarde de perros”. Tras el descanso de cuatro años para recuperarse del fracaso estrepitoso de “Revolución”,  empezó lo que parecía la operación Oscar con “Melodía de seducción”, “Dick Tracy”, “El Padrino III”, “Glengarry Glen Ross” o “Esencia de mujer” por el que finalmente lo ganó. Toda una ironía, por cierto, que no lo hiciera por sus tres Michael Corleone y sí por este ciego resultón y borde bailarín de tango.

En los siguientes 10 años hubo más cine de calidad. Cayeron “Atrapado por su pasado”, “Heat”, “Donnie Brasco”, “El dilema” e “Insomnia”. Pero a partir de ahí, no sé qué le pasa a Pacino, a su agente o a quien sea, pero no dan una: “Simone”, “Una relación peligrosa”, “Relaciones confidenciales”, “La prueba”,  el insufrible Willy Bank de “Ocean’s 13”, el pasadísimo Shylock de “El mercader de Venecia” y ahora su Dr. Gramm de “88 minutos”.

La siguiente vez que lo veamos en pantalla seguramente será en “Righteous kill” con Robert de Niro, pero no nos hagamos ilusiones, no esperemos un nuevo “Heat”,  ya que esta vez en lugar de Michael Mann quien estará dirigiendo el cotarro será ¡¡Jon Avnet!!, el mismo que en “88 minutos”. ¡Ojalá me equivoque!