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Ainhoa Cilveti

El trampolín de tu vida

Hola!

Hoy quiero presentaros el coaching familiar, algo muy importante y necesario hoy en día, en el que los padres parece que disponemos de menos tiempo para nuestros hijos, y que por otra parte queremos que sean lo mejor para lanzarlos a una sociedad tan competitiva y fría como la nuestra.

Por una parte, es verdad que ahora no disponemos, padres y madres, de todo el tiempo que quisiéramos para dedicarles a nuestros hijos, aunque también es verdad que no por estar más tiempo con ellos significa que seamos mejores padres o madres. Pero sí es verdad que muchas veces nuestros hijos se sienten indefensos ante la protección de sus padres, o al menos, sienten que no les dedicamos toda la atención que se merecen. Sobre este tema habría mucho que discutir, pero no creo que sea el momento, aunque sí decir que cada minuto que dedicamos a nuestros hijos, nos lo recompensan con grandes cantidades de amor, y que cuando nos comprometemos a llevar un proceso familiar con ellos, tan sólo por intentarlo, su respuesta es mucho mayor que el esfuerzo que hacemos.

Mi experiencia me dice que cuando una familia decide sentarse durante una hora, en estos casos no es conveniente estar más tiempo, para tratar objetivos familiares, los niños responden de inmediato de una forma muy positiva, simplemente por el hecho de que su padre, madre o ambos se interese de su situación. Esto no significa que no lo hagamos de forma inconsciente en todo momento, o consciente, los padres sabemos que siempre están en nuestra mente y que buscamos lo mejor para ellos, pero a veces no somos capaces de hacérselo llegar: el trabajo, los problemas familiares, económicos…hacen que a veces no seamos capaces de trasladárselo a ellos, aunque también es verdad que son más sensibles y perceptivos de lo que pensamos y por lo tanto se dan mucha más cuenta de lo que creemos. “Son bajitos pero no tontos”.

Como iba diciendo, cuando un miembro de la familia decide ponerse a trabajar en un objetivo con ellos, este simple hecho hace que ellos reaccionen de forma muy positiva y que se comprometan a hacer lo que sea necesario para lograrlo.

En cualquier proceso de coaching se pide a los componentes que busquen sus compromisos para lograr su objetivo, y puedo asegurar que los niños están siempre dispuestos a hacer lo que esté en sus manos para lograrlo. Muchas veces son el ejemplo de sus padres a la hora de hacerlo, y es importante que en un proceso de coaching familiar cada miembro cumpla la parte de sus compromisos para que el objetivo familiar se obtenga. Por supuesto, a cada uno hay que darle su autonomía, tiempo y confianza en hacerlo, pero cuando una familia decide lograr una meta, estar por seguro que lo logrará. Cada uno se apoya en el otro, y como una piña, todos lo conseguirán.

Tan sólo apostillar que como coach es muy satisfactorio ver trabajar a un equipo compenetrado, como es una familia, en la lucha por su objetivo, algo que como profesional tiene muchas satisfacciones. En este blog podréis comprobar en muchas ocasiones lo orgullosa que me siento de mis clientes, y lo mucho que aprendo de todos y cada uno de ellos, aunque sean individuos de seis años.

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