Hace unos días, se publicaba en una revista de este grupo un artículo sobre la importancia del orden a la hora de tomar buenas decisiones. Una de las cosas que destacaba este reportaje, era la necesidad que tenemos las personas de limpiar nuestra mente para operar eficazmente, evitando llenar nuestra cabeza de recuerdos innecesarios, o de los que podemos prescindir.

Hace unos años, y cuando empezamos a familiarizarnos con los ordenadores, comencé a escuchar a personas de una determinada edad, que necesitaban “resetear” su cabeza para poder pensar bien, como si se tratara de una CPU. En ese momento, lo tomaba como una comparación graciosa de cuando alguien tiene muchas cosas en la cabeza, no es capaz de discernir bien, sin embargo, parece que esto es algo más que una broma, y que de verdad necesitamos eliminar aquellos pensamientos que nos impiden ser eficientes a la hora de generar buenas ideas. De hecho, esto también me ha llevado a descubrir el porqué del auge de la meditación o del Mindfullnes, ya que esta técnica nos permite aceptar y dejar que se posen los pensamientos en  nuestra cabeza, permitiendo que esta se despeje, aclarar nuestra mente, como si de un estanque se tratara, en el que los sedimentos se posan en el fondo, haciendo que el agua se vuelva trasparente y cristalina.

Al final, lo que necesitamos para centrarnos en cualquier asunto, es mantener la cabeza despejada de aquello que nos impide ver las cosas con claridad, cuanto más tranquilos y lúcidos nos encontremos, más fácil será ver las respuestas adecuadas, y no sólo esto, seremos capaces de valorar más posibilidades diferentes. Cómo he comentado antes, la meditación es un buen camino para conseguirlo, pero no es el único, y a veces, resulta más sencillo, sobre todo si no se tiene tiempo o práctica, olvidarnos de lo que nos estorba en la cabeza, de las ideas negativas o que nos estresan, y poner la atención en lo que en ese momento nos importa, dejando todo lo demás afuera.

Por lo tanto, y para que cuando necesitemos ser efectivos, no tengamos que hacer continuamente el ejercicio de limpieza, lo más práctico es ir desechando todo lo que nos pueda molestar a medida que vaya llegando: preocupaciones innecesarias, relaciones tóxicas, actividades opresivas… De esta forma, podremos mantener con mayor facilidad nuestra mente despejada y limpia.