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Ainhoa Cilveti

El trampolín de tu vida

¿Qué hace una asociación contra el cáncer en la puerta del Oncológico?

Por supuesto, la respuesta es muy sencilla, recaudar dinero precisamente entre aquellas personas que más sensibilizadas están en ese momento ante la enfermedad. Quien pasa por esa puerta es porque o bien tiene un familiar enfermo o lo está ella misma, por lo tanto estará más dispuesta a donar su dinero para que se pueda encontrar cuanto antes un remedio a esta temible enfermedad. Las personas que pasamos por esa puerta estamos viendo de cerca las consecuencias que conlleva sufrirla, y los efectos que los tratamientos originan, por lo que todos estaríamos agradecidos que cuanto antes se encontrara una cura y un mejor tratamiento.

Es verdad, que a veces sólo nos acordamos de Santa Rita cuando truena, o lo que es lo mismo, hasta que no nos pasa a nosotros o nos toca de cerca, no pensamos en esa causa. Lo mismo ha ocurrido con los atentados de Paris, todos los días mueren en diversos atentados a lo largo del mundo mucha gente, pero parece que hasta que no son nuestros vecinos atacados no nos sensibilizamos como lo hemos hecho con este último ataque terrorista. Por supuesto, ni que decir tiene, que desde aquí me sumo a las muestra de condolencias que nuestra sociedad está transmitiendo, y también lo hago, hacia las víctimas de Beirut, del avión ruso,…y de todas las personas que por un motivo u otro, si es que lo hay, están padeciendo el terrorismo en sus carnes.

Volviendo al título de este post, mi pregunta tiene la intención de manifestar mis dudas sobre si ¿es éticamente correcto que una persona te invite a donar en el momento que te diriges a cruzar esta puerta? ¿No pagamos ya con nuestros impuestos y con las donaciones que cada cual haga a diferentes asociaciones? Quizá sea algo personal, quizá esté yo más sensible, pero resulta incómodo tener que decir que no puedes pararte en ese momento a hacerte socio de nada porque el enfermo te está esperando, o porque te mueres del miedo con pensar que la próxima enferma vas a ser tú, y no quieres ni pensar en comenzar a pagar el futuro tratamiento por adelantado. ¿No se debería tener en cuenta los sentimientos, inseguridades y miedos de las personas de las que queremos recaudar y no jugar con ello? Como me ha señalado una enfermera, a nadie le gusta en esos momentos que le nombren la fatídica palabra.

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