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Ainhoa Cilveti

El trampolín de tu vida

No hacer caso al entrenador

Siempre he defendido que el que nuestros hijos realicen algún deporte es una muy buena forma de transmitir ciertos valores y de favorecer  sus relaciones con otras personas. Por una parte, tienen que aprender a acatar las órdenes de sus entrenadores, a convivir con sus compañeros, respetar la estrategia del equipo,… aparte de favorecer su gestión emocional hacia ciertas situaciones como saber ganar y saber perder.

Cómo realizar un deporte determinado les va a enseñar su entrenador o los diferentes instructores que tengan relacionados con el deporte que practiquen, pero somos los padres quienes debemos seguir de cerca el aprendizaje de los valores, y no permitir ni favorecer que actúen en omisión a estos. Es decir, hay veces, que los entrenadores les dan órdenes que no les gusta cumplir, y al igual que ocurre con los profesores, debemos ayudarles a acatar esas órdenes, sin dejarles que hagan lo que ellos quieran, ya que aunque no nos guste o incluso nos parezca injusto, es importante que aprendan a acatar las órdenes. Tenemos que ser conscientes, que si no lo hacen, no estamos yendo en contra del entrenador en cuestión, sino de nuestros hijos, ya que estos van a quedarse con la idea de que pueden hacer lo que quieran, prevaleciendo su interés individual y no el del equipo, por lo que no estamos contribuyendo a  transmitirles los valores que se aprenden en el juego de equipo.

Dicho de esta forma, sé que la mayoría estará de acuerdo conmigo, pero cuando nos metemos en materia, a veces no vemos las cosas tan claras. Hace unos días, me comentaban de un caso en el que a un niño se le decía que tenía que jugar con un compañero, el cual era un poco “chupón” y no le pasaba. El niño se quejó, y como el entrenador no le hizo caso, ha decidido seguir yendo a entrenar, pero no va a jugar los partidos, y sus padres lo permiten y le respaldan en esta decisión. Imagino que ahora puede haber muchas opiniones diferentes, pero considero que si se le permite no cumplir con las órdenes del entrenador, difícilmente va a aprender a jugar en equipo, con todo lo bueno que conlleva, y mucho menos a seguir decisiones que no le gustan, algo que tarde o temprano deberá hacer, tanto en su vida laboral como personal, además de que no va a aprender a valorar otras opiniones y puntos de vista diferentes a los suyos. A la hora de apoyar a los hijos debemos tener en cuenta si les hacemos un favor en el momento o se lo hacemos a largo plazo.

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