El 28 de abril de 2012, los estadounidenses The Black Keys tocaron en el Palacio de los deportes de la Comunidad de Madrid. El dúo de Oiho, formado por Dan Auerbach y Patric Carney, reventó el recinto madrileño un miércoles. Me gustan sus primeros discos, me encantaron con Brothers y con El Camino me enamoraron. Días después de la antes citada fecha, se publicó una entrevista en un medio nacional de primer nivel con Auerbach. En esta, decía cosas muy interesantes sobre las etiquetas de música comercial, etc. Reproduzco a continuación un fragmento:
“Pretendimos hacer un disco con canciones pegadizas y comerciales. Queríamos ser comerciales en el mismo sentido que Smokey Robinson era comercial con la Motown. Que John Fogerty lo era con Credence Clearwater Revival. Que Jagger y Richards lo fueron con Rolling Stones y Ottis Redding con la Stax. Joey Ramone lo quiso ser con los Ramones. No sé en que momento ¿en los noventa, quizás? se decidió que lo comercial era mierda. Es una bobabda decir que lo comercial es malo. Creo que es una excusa para camuflar el fracaso de canciones de mierda. Es divertido escribir canciones que gusten a la gente. El reto que nosotros nos planteamos con Brothers fue lograr hacer canciones pegadizas sin que dejaran de ser canciones de The Black Keys”.
Creo que es una buena reflexión para empezar la semana. Ustedes dirán que opinan, pero yo me quedo con esto. Déjense de tonterías. La música no es mejor si gusta a mucha gente o no. Los Black Keys suenan como un tiro. Les dejo con ellos, con canciones del Brothers y El Camino.