La muerte de Malcolm Young será una de las últimas grandes noticias musicales de 2018. La semana pasada veía desde el sofá de mi casa la cobertura que hacía una televisión australiana del funeral, que se celebró en Sídney. Su hermano, Angus, abandonaba triste la iglesia, y Brian Johnson, cantante, no podía aguantarse las lágrimas. Acostumbrado a verlos dando botes por los escenarios, el contraste era enorme y empaticé con su pena.
Malcolm Young representaba una figura dentro del rock que me gusta especialmente. Él hacía el trabajo silencioso de tocar la guitarra rítmica en una banda que siempre ofrece grandes espectáculos (fuegos artificiales, atrezo especial para los himnos, las idas y venidas de Angus, etc.). Si AC/DC fuera un equipo ciclista, él hubiera sido un gregario de lujo, y siempre he sentido una conexión especial por los hombres y mujeres que cumplen este tipo de labores.
Navegando por Internet, he confirmado una sospecha que tenía desde el pasado 18 de noviembre, fecha en la que falleció. El último concierto en el que participó sobre el escenario con la mítica banda australiana fue en el 28 de junio de 2010 en el viejo San Mamés de Bilbao. Publicaciones como Rolling Stone o NME hacen referencia en sus páginas web a este asunto. Tengo el honor de ser uno de los afortunados que vivió tal acontecimiento.
Nadie sabía que Malcolm Young nunca más actuaría en directo y que el cierre de la gira de presentación del álbum Black Ice en el estadio bilbaíno sería su despedida musical. El día del funeral aproveché para revisar el concierto que ofrecieron durante ese mismo tour en el Estadio Monumental de Buenos Aires, que fue el que decidieron grabar para publicarlo posteriormente en un CD y DVD. Lo compartí en mis redes sociales y Endika, que fue conmigo aquella noche de verano a San Mamés, me escribió. Involuntariamente, creo que somos una milésima parte de la historia del rock.
Interpretando el “For Those About the Rock” terminaron el recital. Sin grandes aspavientos, ese día Malcolm Young abandonó los escenarios para siempre. Descanse en paz.