Ver a los Cardigans en directo bien merecía el precio de la entrada del Dcode. En nuestro caso, uno de los altos, puesto que la compramos a última hora. Este festival dura un solo día, se celebra en las instalaciones de la Universidad Complutense de Madrid y es bastante amable con el público en lo que se refiere a aglomeraciones. Los conciertos empezaban antes de la hora de comer, pero la parte del respetable más madura llegaba con nosotros a eso de las siete de la tarde al recinto.
Entramos y la chavalada lo estaba dando todo con Miss Caffeina, que se atrevieron con una versión del mítico Freed from Desire de Gala. Sabía que desde la mañana había actividades para niños, pero me sorprendió la cantidad de ellos que pululaban por allí. Un poco como pollos sin cabeza. Los pequeños que nos cruzamos no tenían cara de estar pasándolo muy bien pese a una especie de cascos enormes que les pusieron para que el sonido no les fuera tan intenso. Según empezaba a caer el sol, comenzaron a sonar los estadounidenses Eels, a los que no había catado antes, y me convencieron.
Los Cardigans ofrecieron un directo agradable, potente y elegante. Se me pasó volando. En la voz de Nina Persson, tan sensual y sin fallos, pudimos disfrutar de Erase/Rewind, My Favourite Game, For What it’s Worth y Lovefool, entre otras. Amaral llegaban con su nuevo trabajo bajo el brazo a un festival en el que ya dieron un gran concierto en el año 2013. En comparación, el de este sábado pasado me gustó menos. Aquel fue una descarga tremenda de energía, y el listón estaba alto. La gente se entregó con canciones como Kamikaze, El universo sobre mí, Hacia lo salvaje (con A galopar, de Alberti, entre medias) y Hoy es el principio del final, pero con las nuevas composiciones desconectó un poco. Ahora bien, siempre es un lujo disfrutar de Eva, una de las mejores voces del pop español.
Two Door Cinema Club empezaron como una apisonadora. Temas como Talk, Undercover Martyn, Bad Decisions, I Can Talk y What You Know funcionan como un tiro en vivo, y ellos son un seguro de éxito en casi cualquier contexto. Les acompañaba un interesante juego de luces e imágenes en dos grandes pantallas situadas a diferentes alturas en el escenario. Presentaron una propuesta compacta y completa, y demostraron que, tras la explosión mediática que vivieron hace unos años, el tiempo pasa y ellos continúan en un gran estado de forma. No nos quedamos a ver a Kaiser Chiefs, un grupo que me ha dejado frío con sus últimos trabajos. Los vi hace años y me gustaron mucho. Los he seguido con entusiasmo a lo largo del tiempo y prefiero quedarme con aquel recuerdo.
Romper de manera momentánea mi propósito de desconectarme de los festivales mereció la pena.