Me caes bien, Rubén Pozo | 12 pulgadas >

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Ivan Castillo Otero

12 pulgadas

Me caes bien, Rubén Pozo

Escribo esto mientras tarareo interiormente Las horas muertas. Esta mañana me la he puesto un par de veces, entre otras de Lo que más, porque es un disquito que, con sus cosas, me parece muy redondo. El otro día te leí con atención en el que antes era “el diario independiente de la mañana” y ahora es “el periódico global en español”. Hablabas de tu padre y de cómo se fue, así, un poco de repente. Yo al mío, lector fiel de estas líneas y de cualquier borrón que haga por ahí, le deseo todos los años del mundo (a ti también, ama).

Contabas en ese reportaje cómo, desde que ya no compartes dúo musical con tu compañero de fatigas de la Alameda de Osuna, llevas una vida más modesta, incluso con apreturas. También contabas cómo le has cogido el gusto a ir a solas con tu guitarra por todo el país porque no siempre puedes permitirte a la banda (eso te lo leí ya cuando empezaste tu carrera en solitario). Y lo cuentas sin emperifollamientos, con naturalidad, porque no hay nada de malo. Es la vida, sin más.

Hace unos años, te entrevisté en un bar de la calle Bailén, en Madrid. Me costó meses, porque tu gente me decía que no vivías en la capital, que llevabas un tiempo apartado del ruido madrileño y que venías de vez en cuando. No te culpo; Madrid, muchas veces, es  un poco mentira y muy cansada (como dice la canción: “las estrellas bailan en un cielo tan contaminado que no creo en ti”). Era bastante oscuro y nos sentamos en una mesa de madera. La consumición la pagaste tú. Hablamos de tu ya exgrupo, de tu primer disco en solitario, de los Rolling Stones y de no sé qué más. Me llamó la atención que mirabas mucho al suelo, como con cierta timidez, cuando respondías a las preguntas. Luego tocabas en el Contraclub, que estaba en la acera de enfrente, y estuvo chulo.

Nos habíamos visto antes en el Kafe Antzokia de Bilbao. Nos saludamos y fuiste muy amable. Hablamos algo de Buenas Noches Rose, que me flipan, y poca cosa más, porque el camerino era chiquito y había más gente. En aquel concierto estábamos en familia, pero diste buena caña. Acabas de sacar disco y tengo pendiente darle unas vueltas para ver qué tal. No tiene malas críticas y cuenta con alguna colaboración de relumbrón.

Estás entre los grupos y cantantes que he ido siguiendo a lo largo de los años y, sin conocerte mucho, siempre me caíste bien. Ya no vivo en Madrid, pero si vienes por el norte, sobre todo por Galicia o por Euskadi, igual me acerco. Sea como sea, dale, dale, dale a la guitarra.

Música, entre otras cosas

Sobre el autor

Donostiarra de nacimiento y medio coruñés por parte materna. Periodista por vocación. Mi abuela Juana vendía la prensa en un kiosco y la llamaban «la periodista»; así que soy el segundo de la familia que trabaja en el mundo de la comunicación. San Sebastián, Bilbao, Madrid y, ahora, A Coruña. Siempre estoy leyendo algo. Me gusta el rock y tuve un grupillo. Me interesa la historia. Sigo el calendario ciclista de pe a pa, y del fútbol soy de la Real Sociedad. También hago fotos.


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