Decía un profesor que tuve en la carrera de Periodismo que, cuando se lanza un producto, como puede ser una revista o un periódico, este debe ser la mejor versión posible. La razón que esgrimía era que, según su experiencia, si se lanza algo a medias o sin terminar de afinar, el público no volvía para comprar un segundo número. Es lo que me vino a la cabeza anoche viendo la gala de presentación de los artistas del Benidorm Fest.
La primera edición de este concurso, con el que TVE elige al representante español en Eurovisión, fue un éxito. Implicó al público, generó debate, tuvo buenas audiencias y, para sorpresa de muchos (me incluyo), dio con una cantante que llevó a España al podio del certamen continental de la canción. Para esta segunda edición, el ente público anunció que redoblaba esfuerzos, tanto físicos como económicos. A comienzos de semana, desvelaron quiénes eran los 18 elegidos y, para este sábado, programaron una gala de presentación.
La gala, en mi opinión, tan innecesaria como atropellada, quedó bastante descafeinada. Los presentadores se apresuraron a repetir una y mil veces que lo que íbamos a escuchar en ningún caso iban a ser las canciones del Benidorm Fest. Por lo tanto, solo presentaban a los 18 artistas; algo que carecía de demasiado interés, pues cualquier persona interesada puede navegar en la discografía de estos a golpe de clic en internet y en las plataformas de música.
Los que tienen una trayectoria algo más amplia y experiencia en escenarios de relevancia, como son, entre otros, Alice Wonder, Alfred, Blanca Paloma y Agoney, no desentonaron en exceso (ni durante la entrevista previa ni durante la actuación). Los más junior, en cambio, sí que dieron una imagen de artistas por hacer. Entrevistas bastante planas y actuaciones con falta de ensayo y producción en la franja de máxima audiencia no es una buena combinación. Por cierto, me llamó la atención que un par de participantes optaran por interpretar versiones y no algo propio.
Al Benidorm Fest no creo que le pase lo que decía mi profesor universitario. Cuando llegue el momento del concurso, con las semifinales y la gran final, auguro buena audiencia, debate y, por supuesto, eurodrama. Eso sí: lo de ayer fue una salida en falso, algo como para no repetir. Tras el éxito de la primera edición, creo que fue una mala decisión montar esta gala con poco contenido y ofreciendo cierta sensación de improvisación (reciclar tal cual el plató de otro programa en emisión, Dúos increíbles, tampoco ayudó).
Lo mejor: esta segunda edición del Benidorm Fest solo puede ir a mejor.