Viajar solo en coche tiene su parte mala (falta de conversación, falta de estímulos frente a la monotonía, etc.), pero permite generar un espacio de monólogo interior durante horas para pensar en cuestiones personales, agobios, trabajo y un largo etcétera. Ante un viaje de ida y vuelta que, en total, suman 1.200 kilómetros, si no has hecho tus deberes generando una lista de reproducción, te toca tirar de tus clásicos.

Hoy en día, son muchos los sistemas preparados para, a través de la voz, dar órdenes al coche. En mi caso, esto me permite ir pinchando discos y canciones, siempre y cuando los pida con una dicción casi perfecta (el aparato es bastante quisquilloso). No puedes hacer muchas virguerías tampoco, porque lo importante es estar atento a la carretera, y ahí es donde descubres con qué grupos o discos puedes pasar más de una hora para no tener que ir pendiente de cambiar.

En la soledad del coche no hay espacio para la vergüenza; puedes poner lo que más rabia te dé porque solo lo vas a padecer tú. Dicho esto, en mi caso, he de confesar que todo lo que me pongo a solas lo puedo poner con más personas al lado.

La última vez que me enfrenté a horas de carretera solo, empecé por un clásico que me acompaña desde la adolescencia: System of a Down. Me sé gran parte de la discográfica de estos estadounidenses de origen armenio y, por lo tanto, pude escucharlos durante un buen rato mientras chapurreaba inglés y movía (con cuidado) la melena. Luego pasé a Berri Txarrak (¿nuestros System of a Down?), otro grupo que me ha acompañado durante casi toda mi vida y con los que consigo unir canciones a momentos vitales sin demasiada dificultad.

Del rock más duro, pasé a Pereza. El dúo de flacos de la Alameda de Osuna también me ha acompañado desde la niñez a la madurez y eso significa que me sé todos los estribillos de pe a pa. Con tantas horas de asfalto, se agradece algo de consumo fácil. The Hives fueron los siguientes. Los he visto en directo varias veces y siempre digo que son uno de mis grupos favoritos de todos los tiempos. En el caso de los suecos, las canciones del último disco aún las tengo prácticamente sin uso.

Con 4-5 grupos casi había hecho el viaje. Pertenezco a las generaciones que aun compraban discos y escuchaban las canciones en orden. Eso me ha permitido conocer a varias bandas en profundidad y, cuando viajo solo, es algo que agradezco. No sé cuándo será el siguiente viaje largo en solitario, pero lo que sí sé es que no será silencioso.