Berri Sabbath | 12 pulgadas >

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Ivan Castillo Otero

12 pulgadas

Berri Sabbath

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A finales de 2019, Berri Txarrak actuaban por última vez en directo. Un año atrás habían anunciado un parón indefinido que, a día de hoy, se mantiene vigente. Nadie sabía que todos entraríamos en una fase de parón indefinido por motivos pandémicos de fuerza mayor unos meses después. Aquel tour de despedida se salvó por poco de la tormenta.

Los de Lekunberri, con un cuarto de siglo de trayectoria a sus espaldas, se han convertido en una referencia para la música en euskera y de Euskal Herria. En mi opinión, están por méritos propios en ese selecto grupo al que antes llegaron Negu Gorriak, Su Ta Gar y Hertzainak, entre otros. Son palabras mayores, pero creo que es innegable que su impacto para la cultura vasca y para la música en euskera son muy notables. Además, cabe recordar que cantando en la lingua navarrorum lograron movilizar a seguidores en toda España y allende los Pirineos, el Atlántico y el Mediterráneo, girando con éxito por Europa, América, Asia y Oceanía.

Dieron sus primeros pasos con aquella maqueta (1994) que dio paso a Berri Txarrak (1997), primera referencia de las cinco que editaron con GOR Diskak. Con Ikasten (1999) demostraron un crecimiento importante. Prueba de ello, la propia Ikasten, Betiko leloaren betiko leloa e Ikusi arte (¿quién no la ha escuchado de fiesta en algún bar?). Luego llegó Eskuak/Ukabilak (2001), la confirmación de que el rock y el metal vasco contaban con algo más que un nuevo actor secundario. Oihu, Biziraun, Stereo… una vez más consiguieron juntar un puñado de canciones en un mismo redondo que calaba, especialmente, entre la juventud de comienzos de siglo.

El cuarto disco de estudio, Libre (2003), fue el despegue definitivo del grupo. Con un sonido que ganaba en potencia y un ritmo feroz, deslumbraban y sorprendían a la crítica aquí y allá. Recuerdo reproducir por primera vez el disco en mi discman y flipar cuando empezó a sonar Hil nintzen eguna. El salto cualitativo era evidente. Recuerdo también que cuando llegué al final del octavo corte, Denak ez du balio, tuve la sensación de que estaba ante un himno de la banda. Sin que sirva de precedente, no estaba desencaminado.

La última referencia que publicaron con GOR Diskak fue Jaio.Musika.Hil (2005), donde daban paso a un rock menos metalero por primera vez. Era un disco muy interesante y lo más diferente que habían presentado hasta entonces. El single, Oreka, fue una apuesta con cierto riesgo que les salió de maravilla. El resto, desde la amorosa Bueltatzen a la bomba Berba eta irudia, pasando por la intensa Kezkak, funcionaban como un tiro.

Después de este álbum, llega un pequeño punto de inflexión para el grupo: dejan GOR Diskak para fichar por una multinacional (Roadrunner Records); pierden al carismático Mikel “Rubio” al bajo (después de Libre ya habían sufrido su primer cambio de formación, pasando de cuarteto a trío tras el adiós de Aitor Oreja, pero esta era la primera vez que fichaban a alguien nuevo); y esperan más de lo normal (cuatro años, nunca pararon tanto) para publicar un nuevo disco de estudio: Payola. Es aquí, en este punto de su trayectoria, donde me quiero detener.

Payola (2009) tenía un papel complicado. Llegaba en medio de una carrera musical en ascenso que había experimentado dos pelotazos recientes con Libre y Jaio.Musika.Hil. De naturaleza arriesgados, Berri Txarrak decidieron hacer un disco distinto en forma y fondo. El afamado Steve Albini fue el productor de un álbum grabado en analógico y que suena suena maravillosamente sucio. Payola tiene, bajo mi punto de vista, dos partes diferenciadas dentro del repertorio de canciones: una está claramente influida, principalmente, por Black Sabbath y Led Zeppelin (en el título del artículo he dejado fuera a los Zeppelin porque los de Birmingham me daban más juego; puro marketing) y la otra se acerca más a los Berri Txarrak clásicos.

Empezando por las del segundo grupo, Folklore abre el disco con velocidad y con la colaboración de Tim Mcllrath, igual que en Denak ez du balio. Le da continuidad Gure dekadentziaren onenean y Maravillas, con madera de hit y emocionante letra, cierra el trío de apertura. Achtung!! y Hasi eta bukatu completan la parte más acelerada del disco, mientras que Etorkizuneko aurrekari guztiak hace de puente entre las dos almas del redondo.

El sector influido por los Sabbath y los Zeppelin empieza con Dordoken Mendean, que fue el adelanto de disco y que me encantó desde la primera escucha: tan machacona, tan intensa, tan eléctrica. Soy consciente que una canción tan poco Berri y larga (más de 5 minutos) pudo desencantar a algún fan. Siguen otras como Payola y Paperezkoa, con mayor ritmo y el mismo espíritu. Salvando las distancias y sin rebuscar en caras B, intuyo (no exclusivamente) a Iron Man en la primera, a Paranoid y a la parte rápida de Hand of Doom en la segunda y a HeartbreakerChildren of the Gave y algo de Communication Breakdown en la tercera.

Cierran el disco mis dos canciones favoritas junto a Dordoken Mendean. Tanto Arren, Darwish como Jainko Ateoa me parecen hiptónicas: entro en la canción y ya no puedo salir hasta que termina. Cada una en su estilo, pero con puntos en común, me llevan a ratos a otras como When The Levee Breaks, Sweet Leaf y a un Moby Dick más pausado y menos animado.

Tanto he escuchado Payola que cada vez he ido encontrando (o pensando que encontraba) algún paralelismo con algo de los Zeppelin o los Sabbath. Algunos son más obvios y otros son más personales o, directamente, solo están en mi cabeza.

Con Payola me pasa como cuando pisas más con el interior o exterior del zapato y tienes más desgastada una parte u otra de la suela: yo claramente tengo más desgastada una parte del disco que la otra.

Música, entre otras cosas

Sobre el autor

Donostiarra de nacimiento y medio coruñés por parte materna. Periodista por vocación. Mi abuela Juana vendía la prensa en un kiosco y la llamaban «la periodista»; así que soy el segundo de la familia que trabaja en el mundo de la comunicación. San Sebastián, Bilbao, Madrid y, ahora, A Coruña. Siempre estoy leyendo algo. Me gusta el rock y tuve un grupillo. Me interesa la historia. Sigo el calendario ciclista de pe a pa, y del fútbol soy de la Real Sociedad. También hago fotos.


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