Fue muy especial. Cayó la noche sobre Madrid y nosotros nos acicalábamos. Mi cumpleaños trajo dos entradas para ir a ver a Rosendo a Las Ventas y, tras llenar el buche, nos enlatamos en el metro camino al recinto. No soy taurino, es de otro siglo, pero siempre han dicho que la plaza de toros de Las Ventas es la mejor sala de conciertos del país. No les faltaba razón.
Llegamos a nuestras localidades en el tendido ocho y, mientras el hijo de Rosendo, Rodrigo Mercado, terminaba su show de ritmos mestizos y animados -lejos de lo que hace su padre- y recibía la ovación del público, nosotros alucinamos con lo majestuosa que es la plaza. Si por un momento no piensas en los espectáculos que copan la gran parte del calendario del coso taurino, te parece un sitio de reunión maravilloso. Yo qué sé, estamos hablando de un lugar con historia. Allí grabaron los AC/DC el “No bull”.
A eso de las diez y veinte de la noche hacía acto de presenta Don Rosendo Mercado, escoltado por Rafa J. Vegas y Mariano Montero. Si fuese inglés, sería Sir Rosendo. 17.000 almas nos dimos cita en Las Ventas para presenciar una noche histórica. Me temo que no quedan muchas más de esta magnitud. La edad no perdona y Rosendo celebraba los 60 calendarios. Habían anunciado lluvia -que poco iba a importar al respetable- y no se atrevió a venir viendo el ambiente. Fue espectácular.
Probablemente sea el tipo más querido del rock español y el sábado 27 de septiembre jugaba en casa, con la afición volcada y con el árbitro a favor. Abrió fuego con “A dónde va el finado”, “Listos para la reconversión” y “Cosita”. Sonaba redondo, sin chorradas. La gente que va a ver a Rosendo ya sabe que no habrá fuegos artificiales; es solo rock and roll, pero nos gusta.
Fueron cayendo “Salud y buenos alimentos” o “Cada día” y llegó el momento de los amigos. Kutxi Romero, de Marea, se cantó “Muela la muela” y Rodrigo Mercado, por su parte, “A remar” con un cuarteto de cuerda. El Drogas, histórico de Barricada, bordó “Vergüenza torera” y Luz Casal entonó “Entre las cejas”. Fue bonito ver a Miguel Ríos cantando “Agradecido”, aunque le patinase la letra un poco, pero uno de los momentos más emocionantes que he vivido en un directo fue cuando Fito salió para acompañar con voz y guitarra en “Flojos de pantalón”. La canción la tocó muy bien, pero me puso los pelos de punta ver como le hizo una reverencia al inicio del tema y otra al final. Era el respeto a la persona que hizo camino con Leño para que salieran muchas otras bandas como los Platero y tú del señor Cabrales, una manera de reconocer su trabajo.
¿Qué más tocó? “Sorprendente”, “Masculino singular”, “Pan de higo”, “Loco por incordiar”… se sacó de la manga un repertorio con clásicos y algunas piezas de la época moderna. Otro momento emocionante fue cuando homenajeó a dos compañeros fallecidos de Leño: Chiqui Mariscal y Tony Urbano. Les dedicó “Se acabó” de Leño con una guitarra española. Con “Maneras de vivir” dijo adiós, aunque podríamos haber estado allí un par de horas más. Es un honor ser parte la grabación del directo que hizo temblar a la capital. Se lo contaremos a nuestros hijos. ¡Gracias por todo, Rosendo!