Hará poco más de diez años que pasé por delante de una tienda de discos de Donosti, entré por curiosidad y me compré el directo de los Clash en el Shea Stadium. Este se grabó en 1982 (compartían cartel con The Who aquella noche) y el disco se publicó en 2008. Yo siempre he sido y sigo siendo muy del From Here to Eternity, de lo sucio y eléctrico que suena y de cómo te absorbe y te hace sentir que estás allí y que te llegan los perdigones de Joe Strummer, así que le di una oportunidad a este otro directo.
El diseño cuidado, las fotos interiores y lo buen producto que era fue lo primero que me entró por los ojos. Está hecho con mucho mimo. Mi opinión del disco que acababa de comprar mejoró aún más cuando lo reproduje. Son unos Clash maduros, muy conjuntados, contundentes y entonadísimos. Suenan como un tiro. Si tuviera que hacer una comparación, el From Here to Eternity es más espontáneo y el del Shea Stadium es más preciso sin perder ni un ápice de naturalidad y mala gaita.
La semana pasada, antes de comenzar un viaje en coche de varias horas, vi el disco en una balda de casa. Hacía tiempo que no lo escuchaba y le di tres vueltas a lo largo de la tarde. Qué rato más bueno y qué rápido se termina un disco que estás disfrutando de principio a fin. Si fueran una asignatura universitaria, The Clash deberían estar entre las troncales.