Creo que éramos muchos los que pensábamos que el juego estaba entre Tanxugueiras y Rigoberta Bandini en lo que al Benidorm Fest se refería hasta que el jurado metió en escena a una invitada que pocos esperaban: Chanel. La joven artista presentaba una propuesta que, pese a estar bien ejecutada, no aportaba nada más que contoneo y una letra vacía (vergonzosa en algunas partes). Pese a no ser nada memorable, en el jurado caló.
El festival, que ha recibido merecidos halagos desde su estreno el pasado miércoles, se ha presentado en su primera edición con una imagen definida, un formato dinámico y entretenido al estilo del de Eurovisión y la intención de perdurar en el tiempo. Un acierto por parte de RTVE.
Artistas reconocidos como Rayden, Javiera Mena, Varry Brava o las antes citadas Rigoberta Bandini y Tanxugueiras entendieron como una oportunidad este certamen, pero al final… Chanel por sorpresa. Estábamos ante un año en el que España podía ir al certamen musical con una apuesta con personalidad y atractiva y el jurado (el voto popular fue otra cosa) lo echó por tierra.
Es posible que para la hipotética segunda edición se pongan sobre la mesa cambios en el sistema de votación, la ley electoral de Benidorm, porque este aspecto ha terminado por empañar ligeramente tres jornadas exitosas. Una vez que el ente público ha hecho una criba inicial, parece excesivo que un jurado de cinco personas seleccionado a dedo tenga el 50% del voto final. El festival que quieres se ha percibido como el que el jurado ha querido, y eso no es un buen punto de partida. Están a tiempo de enderezarlo de cara a 2023.